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lunes, 26 de diciembre de 2022

La tromba del 2 de abril de 1970 en el Barrio Alto

Los barrioalteros sabemos cómo suenan las tormentas sobre el Barrio Alto. Conocemos cómo caen las trombas sobre nuestras azoteas. 

El sonido de los relámpagos retumban en nuestras calles desde los secos barrancos del sistema de sierras donde las tormentas descargan cientos de litros de agua en un torrente que arrastra fango y piedras arrasando las ramblas de Belén y Amatisteros.

Durante muchos años pensé que hubo muertos en el teatro Las Vegas, una instalación portátil ubicada en el lateral de las ramblas del Barrio Alto. Suerte que ensayaba la compañía de Carmen Morell, estrella de la empresa Gómez Cabeza.

Aquella mañana en escasas tres horas diluvió 150 litros sobre la ciudad. 

Sentido es que lo peor se vivió en la rambla de la Chanca, en la avenida del Mar. La tromba se llevó la vida de siete personas que fueron arrastradas por una riada ensordecedora llena de fango y piedras.

Leo que "una vivienda de la calle Molino del barrio Alto se derrumbó y sus inquilinos fueron salvados por una patrulla de la Guardia Civil."

La extinta Policía Armada tuvo que intervenir para socorrer a varias personas que efectuaban practicas de conducir en las autoescuelas de la rambla de Belén. Se salvaron al subirse trepando a los árboles.

La tromba empezó a descargar sobre las diez y media de la mañana y se mantuvo con fuerza hasta la una de la tarde.

Pudo haber tenido consecuencias más graves si no se hubiese evacuado a vecinos y demolido viviendas de una serie de casas no habitadas que resultaron dañadas por la riada del mes de enero ese mismo año.

Era jueves, yo tenía ocho años y mi madre no me dejó ir a la escuela. Con hiperacusia severa de nacimiento recuerdo lo fuerte de aquella tromba. Las gotas gordas sonando en el terrazo que caían en el patio inundándolo.

Vecinas y vecinos ya informaban lo que ocurría en la rambla cruzando de su casa a la casa del vecino de enfrente para dar las noticias corriendo la voz. 

El agua que corría por la puerta de nuestra casa era mucha pero teníamos escalón alto. Algunas casas del vecindario tenían escalón bajo y entrada en descenso como mi vecina Frasquita.

Las aceras más altas de la calle las tenía mi vecino de enfrente. En su esquina con la plazoleta tenía cincuenta centímetros de altura. 

En la calle Morales y Pescadores todos tenían escalón alto y la calle Olmo igual. En la plaza Hornero la gitana que hacía esquina con calle Pescadores tenía escalón bajo y entrada en descenso, pero nunca vi que la Plazoleta se inundara.

Como mucho el agua se estancaba formando un enorme barrizal. Pero si llovía demasiado se escapaba por el callejón del Pajero a la avenida de Ronda.

La calle Molino tenía aceras bastante altas sobre la pista sin asfaltar. Desde donde yo vivía se entraba en ascenso y se bajaba en descenso leve a la parte de la calle Real cerca de la rambla. Era improbable que el agua de la rambla llegase a nuestra zona del barrio.

La rambla tiene sus tres a cinco metros en según qué parte del recorrido pero vi una foto de una casa de la esquina del barrio junto a la rambla que el agua llegó un metro. 

Los barrancos torrenciales son un desencadenante del sistema de sierras entorno a Almería que actúan como un sifón que hay que respetar porque la naturaleza avisa con torrentes menores de las peores trombas con periodicidad.

No sé cómo mantienen el cauce de la rambla bajo la moderna estructura recreativa de parque jardín teatro. No vi cómo lo construían ni sé si protegerá a los vecinos colindantes de las crecidas cuando se produzcan. 

He investigado por internet las presas nuevas que han construido en la sierra para prevenir las riadas y no he visto ni detectado ninguna en el barranco del Caballar que es la zona descenso de la tromba por la avenida del Mar en la Chanca.

Las presas de contención en la sierra:

1. Dique de Amatisteros en la Loma del Alguacil. 
2. Embalse de Amatisteros II.
3. Embalse de Belén Cagüela.
4. Dique de Cuesta del Gato.
5. Presa del embalse Belén Flores.
6. Presa de la rambla del Palo.



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viernes, 23 de diciembre de 2022

Los feligreses de las tabernas del Barrio Alto de Almería


Recuerdo que cuando pasaba la brigada de la Benemérita, se escuchaban muy fuerte los cascos de los caballos y la calle se quedaba más silenciosa que un cementerio.

Algunas veces por la misma calle silenciosa tuvimos algún borracho hablando muy mal. No nos dejaban ver quién era el individuo, tal vez porque no querían que supiéramos que era alguno de los vecinos, porque se quiera o no reconocer, le daban a la mala bebida, de esas que dejan el cerebro bien frito. 

Cuando pasaba alguno, seguro que era un vecino. Mi madre cerraba la puerta de la calle que por lo general en el barrio siempre las teníamos abiertas, para que no supiéramos quién rondaba borracho a horas intempestivas. 

Mi madre tocaba por dentro la puerta de nuestra casa gritando que se alejara y corriese el aire porque no quería que escucháramos lo que el individuo decía.

Algunos en el Barrio Alto hemos vivido encuentros desagradables con personas con el cerebro totalmente turbio por beber la bebida y el vino rancio y barato de las tabernas. También probable que hemos sufrido la violencia que ejercen este tipo de personas.  

Que las tabernas estaban muy bien y han pasado a la leyenda, pues sí. Pero no te cuentan las historias de los feligreses que han acabado sin cerebro violentando y dando disgustos a su mujer y a sus hijos.

He conocido borrachos alcoholizados con un temperamento amable que se sonríen cuando la mujer les regaña y lo que hacen es reírse y irse a la cama a dormir la mona sin ningún tipo de acto violento ni discusión. 

Contrasta con los borrachos ruínes que ocultan tras la máscara del alcohol una persona de la peor calaña y que además de sádicos son autodestructivos.

Las tabernas del barrio tenían a mi modo de ver tres tipos de feligreses:

1. El que iba a tomarse unas copas con los amigos jugando a los naipes, al dominó o a ver el fútbol.

2. El alcohólico sonriente y amable que le gustaba darle al vino, ese que siempre lo veías alegre y sonriente y nunca creaba problemas.

3. El individuo alcoholizado, sádico y violento, que oculta tras la máscara del alcohol un ser de lo más miserable. Su ira se desata y no la puede ocultar cuando bebe y la usa a través de la violencia contra las personas de su entorno sintiéndose poderoso, dominante y superior.

Así que cuando estas cosas sucedían en nuestro entorno cercano, mi madre por ejemplo cerraba la puerta para que no viésemos lo que pasaba en casa de algún vecino que nublado por la bebida aporreaba puertas y ventanas y le pegaba a la mujer.

Estos malnacidos nunca tienen reparación y puedo contar que un día llegaron de viaje dos hermanos de mi madre y mi tía casada con uno de ellos.

Ellos vivieron hasta el año sesenta en el arco de Regiones que se ve al otro lado de la plaza Horneros en la carretera de Ronda hasta que emigraron a Málaga. 

Uno de ellos era un individuo que conocía todas las tabernas del Barrio Alto y las de Almería y tenía el cerebro totalmente refrito por el alcoholismo más desagradable.
 
Llegó a ser torero novillero, fracasado. Camarero de profesión me contaban que era de lo mejor. Pero este tipo de individuos son como las personas maleantes, que solo tienen dos caras:  

1. Cuando tienen dinero.
2. Cuando no tienen dinero.

La mala gente toda igual, nunca cambian. Y lo peor es cuando ocurre en tu propia familia, y tu propio entorno padece el Síndrome de Estocolmo como una necesidad de defenderse del sufrimiento de un individuo que corrompe la propia vida.

Este personaje nunca dejó de ser feligrés de las tabernas de bebidas rancias y no sé cómo se le ocurrió al hermano mayor de mi madre traerlo a mi propia casa. 

El individuo se comportó normal sin estar bebido, lo propio de la gentuza cobarde y mezquina que no puede echarle la culpa a la bebida de sus malas acciones. Pero no tardó en irse a dar un garbeo. 

Supongo que recordando el estado en el que llegó, seguro que salió de casa para ir al centro, pasó en su caminata de ida por la "Taberna de los siete días" y después por la del "Texas" porque las conocía de otros tiempos lejanos. 

En su ronda por el centro de Almería seguro que estuvo en "El quinto toro" y otras tabernas del toreo como buen ex torero, y en otras más antes de regresar a mi casa de madrugada, aporreando la puerta totalmente borracho, pegando porrazos contra su hermano y su cuñada, armando follón y despertando a todo el vecindario.

La primera vez que veíamos eso en nuestra propia casa. 

Salíamos al pasillo asustados y mi madre nos metía en la cama. Pero nosotros teníamos miedo que le pasara algo a mi madre.

Mi padre no estaba, y de haber estado se hubiese convertido en una guerra sangrienta sin ninguna posibilidad de diálogo.

Mi tío y mi tía se vieron obligados a coger el coche de inmediato y volverse por donde habían venido esa misma madrugada por culpa del violento cabrón.

Tiempo después lo sufriríamos nosotros en nuestras carnes con creces durante años cuando nos fuimos del barrio.

Palizas y castigos diversos a altas horas de la madrugada mínimo dos veces por semana. Aquellos que nos tenían que cuidar, con Síndrome de Estocolmo,  haciéndonos creer que era muy bueno, pero tenía mala bebida. 

Las tabernas de vino rancio están bien y algunas son leyendas. Pero también tienen leyendas bien negras y muy oscuras respecto a individuos violentos en el alcoholismo con el cerebro más frito que una olla de comida quemada.

Así que perros de dos patas existían muchos en las Noches de Perros que salían de las tabernas confabulados. 

Los perros callejeros se desataban en el corazón del barrio y había que tener cuidado porque tenían el cerebro nublado por la bebida y otras sustancias.

Algunos rondaban por las azoteas provocando que los vecinos cerraran con buenas puertas los patios cuando se les escuchaba caminar entre las casas las peores noches de mal tiempo.


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martes, 20 de diciembre de 2022

La futbolista de la calle Barca del Barrio Alto de Almería

Sabéis? Hubo un tiempo que no se jugaba mucho al fútbol en la plaza Mula. No sé decir si el tiempo fue anterior o posterior a la creación del San Lucas.

Mi colegio era el Virgen del Pilar y allá iba cada mañana vestido con el uniforme colegial por carretera de Ronda que me llevaba mi madre, y comprábamos chuches en el kiosco Rogelio junto a la Cruz Roja, porque creo recordar que en ese mismo lado más arriba, había una papelería donde comprábamos libretas y bolígrafos, y ya coincidiendo con otras madres de Regiones y del Barrio Alto de la zona de la Farmacia que íbamos para arriba.

Si me lo pienso, quizás era una época que aún no estaban en el colegio ninguno de mis dos hermanos más pequeños. Íbamos y veníamos siempre por carretera de Ronda hasta que un día empezamos a bajar por calle Barca y cruzar las plazas Mula y Verbena.

Y tal vez ocurrió cuando ya mi madre me dejaba ir y venir solo del colegio, que cruzaba la calle Real por la farmacia y giraba por calle Barca que me encontré a chavales jugando al fútbol y había una niña futbolera un poco más grande que nosotros creo, que regateaba excelente y le gustaba jugar contra los niños.

Entendiendo que éramos niños y que no jugábamos a lo bestia, la niña tenía muy buena técnica y era una contrincante audaz. 

Cuando volvía de la escuela y los veía jugando, soltaba la mochila escolar de los libros en el suelo colocándolo de base de portería y jugaba con ellos al fútbol sin haber llegado antes a casa. 

Mi madre viendo que no llegaba iba sobre mis pasos a buscarme y me encontraba en la calle Barca jugando al fútbol con el uniforme sudando a chorros.

Creo que fue en la época que quitaron las clases colegiales por las tardes y extendieron el horario por las mañanas. Pronto nos quitarían la obligatoriedad del uniforme para poder acudir con nuestra propia ropa. 

Con un uniforme que sudaba obligaba a mi madre a lavarlo rápido para que estuviera seco por la mañana siguiente muy temprano.

Así que mi madre dejó de preocuparse si no llegaba a casa a la hora porque me encontraría jugando al fútbol a favor o en contra de la niña de la calle Barca y sus amigos.

La niña no vivía en calle Barca sino a dos o tres casas de la farmacia en la misma acera de calle Real. Creo que desde su casa la madre la veía jugar con los niños con ese porte parecido a un jugador del Barcelona que ahora no recuerdo el nombre porque si ella quisiera podría pasar por ser un niño y colarse en cualquier equipo masculino.

Que conste que era una chavala muy fuerte que podía darnos unos buenos puñetazos a nosotros si se le freía la sangre y podía mostrar malaleche dando patadas futboleras como cualquier niño del barrio con mal carácter y mal perder.

Los genios no son de genios sino de carácter y pueden no ser geniales.



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lunes, 19 de diciembre de 2022

Los animales domésticos en el Barrio Alto de Almería

A mí siempre me gustaron mucho los animales domésticos que tuve en mi casa del Barrio Alto.

Tuve gatos y perros, palomas y pájaros, y una cabra. Me gustaban mucho los animales pero me hicieron sufrir tanto que al final no puedo vivir con ellos si no es en un lugar donde vayan libres, no en un piso.

No recordaba cómo se llamaban los hermanos dueños de las cuadras de calle Olmo, me ha informado Trino que Juan "el Torcuato" era el más delgado. Lo digo porque la primera vez que fuí solo a Almería tenía veinte años.

Me paseé por las calles de mi niñez sin que nadie me reconociese. Pasé por las cuadras y estaba sentado en una silla en la puerta el hermano regordete. El otro rubio algo cojo no estaba y las cuadras ese día no tenían ninguna actividad. 

Hablé con él como si fuese una persona que no conoce el barrio y se quedó extrañado de las preguntas tan raras que le hacía, y me reía como buen bufón viendo que no tenía muchas ganas de hablar.

Cómo me iba a reconocer si cuando me fui del barrio le llegaba por debajo del pecho y con veinte años y un metro setenta y siete de altura no le iba a llegar por el sobaco.

Le di las gracias por la información y observaba mis movimientos por la calle Olmo cuando miré a ver si estaba el Spar. No había Spar. 

Volví hacia atrás a ver si estaba la "Taberna de los siete días" y estaba cerrada. Cada vez que pasaba le sonreía. Retorné por calle Olmo a mirar a ver si veía a una vecina que ahora mismo ya no recuerdo quién era. 

No toque en ninguna puerta, tan solo observaba si estaba habitada. Me fui para calle Martínez y giré para calle Verbena a ver si existía el ultramarinos. Creo que sí.

Entonces me dirigí a plaza la Verbena y estaban allí pegados a la pared de la casa tomando el Sol la mayoría de chavales. 

Algunos los reconocí y me reconocieron. Otros al crecer habían cambiado su fisonomía y eran más difícil de reconocer. No tardé mucho en irme porque se me quedaban mirando y yo no sabía cómo responder.

Me volví para donde las cuadras y el hombre se sobresaltó en su silla y yo me reía que me seguía con la mirada sin reconocerme.

Recuerdo perfectamente los caballos y mulos cuando los preparaban para los festejos, todos bien adornados con penachos de colores muy llamativos y campanillas que atrapaban la atención de la gente por la calle.

Pasaban por mi calle trotando ligeros provocando que los vecinos salieran de sus casas para verlos pasar con esas prisas y esos sonidos que dejaban a los niños babeando de alucinantes. 

Algunos aún los seguíamos hasta que giraban por carretera de Ronda viendo perderse en la distancia en dirección a alguna parte que desconocíamos.

Respecto a mis animales domésticos, gatos o perros ninguno llegó a viejo. Envenenados, asesinados o hechos desaparecer por el merodeador de azoteas que no son de su propiedad que también robaba palomas.

Había personas que ponían veneno a los animales domésticos y no recuerdo que ningún vecino de mi calle tuviese ningún animal doméstico libre, que pudiese tener libremente en la calle.

A veces pensé que había gente que comía palomas, gatos y no me extraña que también comiesen perros cuando no los envenenaba. 



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jueves, 15 de diciembre de 2022

La tienda de chucherías de calle Olmo del Barrio Alto de Almería

No creo que haya ningún niño en los alrededores de calle Olmo que no comprara chucherías en esta tienda de la esquina.

Recuerdo la Maya un mes de mayo, que vestimos a la hermana de Antonio que siempre jugaba con nosotros en la plazoleta. Ángeles creo que se llama. La vestimos muy guapa y mi madre la pintó. Nos fuimos con todos los armatoste a la carretera de Ronda, a espaldas de las casas de plaza Hornero.

No fue la única a la que vestimos muy guapa para la Maya. Un año recuerdo que vestimos a mi hermano pequeño porque las niñas ya tenían Maya. 

Pues después de un día fructífero de Maya todos a comprar chuches a la tienda de la esquina de la calle Olmo que tenía apariencia de plaza junto a la esquina de la cuadra de los caballos.

Por si no sabéis quiénes eran Ángeles y Antonio, vivían al inicio de calle Pescadores desde la plazoleta. Eramos muy amigos y desde muy pequeños tuvimos contacto.

Bueno, pues nuestra despensa de chuches era esa tienda que la dueña era muy coqueta y agradable, siempre vestía radiante con el rostro iluminado.

Recuerdo otro día que nos reunimos en mi casa la familia porque echaban por la tele los Globers Trotters. Mi viejo me dio dinero y fui corriendo a la tienda de chuches y volví corriendo a casa y ya había empezado el partido.

Le decía a mi viejo "Se me ha caído una bolsa de pipas Caranchas". El viejo como siempre "Pues haberla cogido, tonto!. Ve y cógela!". Iba corriendo a calle Olmo y cogía la bolsa pipas que se me había caído. 

Yo en estas cosas era muy callado porque el tonto era mi viejo. Si voy cargado de chuches desde la esquina de calle Olmo a mi casa y se me cae una, si intento cojerla se me caen otras, no?. A ver quién es el tonto?. 

También vestimos de Maya a la Mada, mi vecina Magdalena a quién llamábamos Mada. Y nos juntamos mis hermanos y su hermana Reme con mis primos lejanos los Álvarez (Paco, Manolo, Pepi y Ángeles) y los hijos de Rosendo Quero y más niños de mi calle, y algunos de otras calles. En cuanto juntamos bastante dinero salimos pitando para la tienda de chuches.

Cuando nos hicimos más mayores olvidamos las Mayas y el juguete pasó a ser un balón que nos dio muchos quebraderos de cabeza a causa. Que había vecinas que nos quitaba la pelota incluso en la plaza Mula cuando jugamos algunas veces.

El fútbol nos trajo también el baile en la calle Morales, con el Nino Bravo, Módulos, los Eva María se fue, los rayos de Sol oh oh oh, el Black is black que parecía chino, el blanquito del Mami Blue, el último Guateque, el American Woman de The Guess Who rallando el tocadiscos y otras canciones Yeyé que se unían a las baladas de amores insufribles de cantantes con claros estigmas sociales necesitados de psiquiatras cuando no había, y casi nos hacían llorar por la nena que se les ha ido con otro. 

Hoy me es imposible escuchar esa música y la única que se salva es América Woman. Soy Pink Floydiano y escucho ópera moderna según quién cante.

A pesar del fútbol y los guateques en la casa de calle Morales, nunca olvidamos las chuches ni la tienda de chucherías. Seguíamos con prisas y corriendo a la hora de comprar chuches cuando sonaba en nuestros bolsillos las perras gordas.

Las garrapiñadas, los chicles, los garbanzos tostados, las pipas, los tostones, las papas fritas, incluso bombitas, petardos y cohetes con palos lanzaderas, pequeños fuegos artificiales para lanzar al cielo nocturno del Barrio Alto.


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jueves, 8 de diciembre de 2022

Biosca, el gran defensa del Betis del Barrio Alto de Almería

Leo que un día como hoy Antonio Biosca nació en el Barrio Alto el 8 de Diciembre de 1949. Cumple 73 años.

Recuerdo que era un defensa poderoso y siempre lo tenía en un cromo futbolístico como uno de mis jugadores favoritos.

Hoy el fútbol es de más nivel físico. Se corre el riesgo de ser noqueado por el contrincante con lo que yo llamo personalmente "una pájara colectiva de todo el equipo." Parece que cuando lo digo estoy hablando en chino. 

Lo que tengo muy claro es que Biosca seguiría siendo en el fútbol de hoy un gran defensa como pocos.

Aprovecho su cumpleaños para poner en este post las bases para diseñar una tabla de fútbol semanal de alto nivel Anaeróbico por intervalos.

No, no voy a colocar los ejercicios de entrenamiento tal como los tengo ya diseñados porque es secreto personal. Pero pongo un ejemplo bastante claro.

Este es un diseño de lo que debería ser un entrenamiento semanal de fútbol barrioaltero de altísimo nivel anaeróbico (No aeróbico fuerte) que no veo en el fútbol. 

Los que han sido futbolistas y ahora son corredores o lo han sido, saben mejor a qué me refiero de hacer ejercicios por intervalos. 

Pero cuidado!. Que hagas intervalos no quiere decir que los hagas bien. Que lo tengas bien situado en la tabla semanal es importante para obtener beneficios.
No basta con hacer intervalos porque sí.

Los intervalos hay que hacerlos bien y diseñarlos como objetivo último del entrenamiento semanal de los jugadores. Los intervalos son la fórmula mágica para conseguir los ritmos cardíacos máximos de la anaerobia.

¿Qué son los ejercicios por intervalos?. Los intervalos son los tiempos de recuperación de un futbolista o atleta tras un intervalo de esfuerzo. 

Estos intervalos de tiempo están representados por una ecuación respecto del tiempo total del ejercicio que se está realizando. 

Es decir, el tiempo total se divide en pequeñas partes de esfuerzo y recuperación equivalentes. 

No quiero portarme como un villano y os coloco este ejercicio de alto nivel Anaeróbico como ejemplo de lo que entrenaba en las montañas de los Pirineos:

1) Tengo un recorrido de 25 kms ida y vuelta a un collado a 2010 metros de altitud que en una carrera continua de ida (12,5 kms) con un 8% de inclinación media, tardaría 45 minutos. 

2) En vez de entrenar una carrera continua he decidido entrenar un ejercicio de intervalos. 

2) Entonces diseño un tiempo de intervalo de esfuerzo de 60 segundos y el tiempo de intervalo de recuperación de 2 minutos. 

3) Hacer más tiempo de recuperación que de esfuerzo no disminuye la efectividad del ejercicio. 

4) Además está el condicionante de subir a un collado con 8% de inclinación media.

5) Tras doce kilómetros de subida, toca bajar. Qué ocurre entonces con los tiempos de intervalos que he realizado subiendo?. Nada!. No cambio nada. Continuo haciendo lo mismo.

6) Esto es así porque el anfiteatro, mi zona de entrenamiento donde estoy aplicando mis ecuaciones, son los kilómetros, 25 kms de pista forestal que estoy realizando.
 
7) En el fútbol ocurre lo mismo. El anfiteatro, la zona de entrenamiento de los futbolistas, es todo el campo de fútbol por completo. Ni medio ni un cuarto. Todo!.

8) El teatro de operaciones de un equipo serio se extiende por todo el Campo de fútbol. Realizar ejercicios en medio campo o en un trozo del campo es igual a entrenar la mitad o a un entrenamiento para críos.

9) A pesar de que en mi entrenamiento de montaña cambia el perfil del recorrido de ascenso a descenso, mi ejercicio de intervalos no cambia para nada.

10) Lo único importante son los 25 kms de ida y vuelta con un diseño no estándar de ejercicio Anaeróbico por intervalos.

11) Con un diseño así se pueden crear numerosos ejercicios por intervalos de fútbol que beneficie a los jugadores y equilibre el equipo.

12) Implicar a los jugadores en un ejercicio diseño de alto nivel anaeróbico por intervalos, provoca equilibrio y equilibra el equipo. Un equipo bien equilibrado es muy difícil de batir.



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martes, 6 de diciembre de 2022

Blas, el gigante del colegio hogar Virgen del Pilar de Almería

Os quiero comentar mi impresión de aquel día que ya no iba a volver a párvulos aquí cerca, en Regiones, en la Carrera del Perú. No recuerdo que casa era, la cuarta o la quinta casa.

Lo cierto es que cuando entré por primera vez al Virgen del Pilar fue todo un evento familiar. 

No era yo el único que accedía, había más niños con sus familias apostadas en el patio junto a la entrada de la escuela, atentas y casi lagrimosas, orgullosas viendo cómo nos colocaban en fila como soldados, de mayor a menor, y nos hacían cantar el "Cara al Sol."

Yo observaba a todos lados con el rabillo de los ojos porque si no, se venía encima el maestro director de aquella reverencia al régimen y te ponía la cara como un tomate de Almería aunque estuviesen tus padres en el patio.

En las aulas teníamos sesiones en las que aprendimos las canciones que cantábamos en el patio, a diario, por las mañanas y por las tardes, al entrar y al salir.

Tenía la impresión que me habían metido en un recinto militar. El director llevaba la escuela con mano dura y reglas a rajatabla.

La zona del Hogar la gestionaba la Iglesia, monjas y sacerdotes. Incluso tenían su capilla. Era el edificio inmediato a la Bola Azul por su lado interno.

La parte exterior del edificio, junto a la valla que nos separaba del recinto médico, era un limbo con algunas aulas sin conexión directa con el interior del edificio.

Me pareció atroz ese sitio porque para llegar había que rodear y andar hasta el final para acceder a las aulas en el único sitio salvaje de todo el Virgen del Pilar.

Tengo el triste recuerdo de este individuo, Juan el maestro, de lo peor que yo recuerdo, aunque no el peor.

En su clase los niños fuimos víctimas de él. Se burlaba de mi discapacidad auditiva y me aislaba en clase impidiendo que pudiese aprender nada.
De todas formas qué se podía aprender de semejante demonio?. 

Ni de lejos fui el que recibió lo peor. El individuo y su sadismo lo tuvo muy duro con Blas, un niño gigante que nos sacaba mínimo un palmo de alto y vivía en La Loma.

Sí que era un gigante el Blas. Más alto que todos y más alto y grande que el maestro, que era bajito apuntado a calvo con cara de hombre de las cavernas.

A menudo se hacía el diplomático con todos nosotros pero acababa acosando a sus preferidos y Blas era especial. 

Lo acosó con sarna y Blas reaccionó en rebeldía desobedeciendo. El cavernícola montó en cólera y le dio una verdadera paliza. Golpes y puñetazos terribles intentaron amilanar el gigantesco cuerpo del pobre Blas una y otra vez. 

Pero el maestro no consiguió humillarle, salió humillado. No podía con él.

Lo que acabamos de ver nos dejó estremecidos. Yo lo sufrí del director de la escuela el día que me revolqué en el suelo ensuciando mi uniforme. Pero nunca había visto a un maestro con esa violencia gratuita en un aula delantera de todos sus alumnos.

Al sentirse humillado, lo peor llegó tras la primera embestida, que el maestro mostró cansancio físico en presencia de todos los alumnos frente a un Blas fuerte como un toro, un rebelde sin violencia.

Ver cómo lo mirábamos todos los alumnos provocó la rabia del maestro. El pobre Blas recibió una segunda y otra tercera tanda de puñetazos defendiéndose sin responder a la agresión.

El maestro, exhausto, cansado y sin fuerzas, intentó disculparse con todos los alumnos pero a mí personalmente no me convenció, me pareció una malísima persona.

Blas lloraba y le prometió al maestro que se lo diría a su hermano. Juan, el maestro, actuó como hacen los crápulas y le siguió pegando de hostias en la cara.

Al día siguiente suspendieron la clase no pude ver qué sucedió con el hermano de Blas pero creo que este maestro no volvió a la escuela y nos repartieron por otras aulas.


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lunes, 5 de diciembre de 2022

Las pájaras en los futbolistas del Barrio Alto de Almería

Voy a poner otro ejemplo de lo que sería correr la conocida "101 kms de Ronda" de la Legión.

Un día después de correrla, yo no nunca descansé. Corría al día siguiente despacito durante una hora con el fin de desprenderme del lactato.

El ácido láctico es una sustancia que libera nuestros músculos una vez se ha usado todas nuestras reservas de energía y el cuerpo necesita más. 

Este ácido actúa como fuente de energía temporal, ralentizando la aparición de la fatiga muscular. 

Cuando se acumula en nuestros músculos por ejercicios o periodos de tiempo que no hemos entrenado, causa ardores y acaba afectando nuestro rendimiento físico, la conocida pájara, paralizando la capacidad de acción muscular.

Por eso después de una competición futbolística se puede descansar un domingo si se juega un sábado, pero no conviene descansar un lunes si se ha jugado un domingo. El lunes es día de eliminación del lactato acumulado con ejercicios de carácter suave.

Los martes es un día clave de entreno. Por la mañana los ejercicios tienen que ser tan suaves como el lunes porque por la tarde el ejercicio tiene que alcanzar ritmos máximos por encima del 90% de la capacidad orgánica de los jugadores con una serie de ejercicios aptos.

Se terminan los ejercicio con otros más tranquilos, por ejemplo ejercicios de defensa en un área durante una hora para recobrar la calma.

Los miércoles son un día de calma chicha, con ejercicios suaves mañana y tarde, y a última hora la sesión de pesas suaves, equivalente al cincuenta por ciento del peso máximo.

Los jueves son la clave máxima del entrenamiento. Por la mañana se hace una series de ejercicios muy suaves que anime a los jugadores y los mantenga activos para el gran ejercicio de la tarde.

Por la tarde se requiere una serie de ejercicios de calentamiento más acentuados antes de iniciar la sesión con un ejercicio anaeróbico y que los jugadores alcancen el cien por cien de la capacidad orgánica.

La tarde termina con un ejercicio de recuperación de una hora para ayudar a los jugadores a recuperar la calma y desacelerar.

El viernes, por la mañana lo mismo que por la tarde, los ejercicios tienen que ser un flan con nata. Olvídese de dar caña y quemar a los jugadores en día de prepartido. El trabajo ya está hecho jueguen en sábado o domingo.


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domingo, 4 de diciembre de 2022

De explorador con la caja de cartón de galletas Cuētara a través del Barrio Alto de Almería

Por la calle Martínez muchas veces durante años pasaron rebaños de cabras. Seguramente camino de las veredas y los campos que rodeaban el barrio de Regiones por el sur y por el este.

En esos campos trabajaban no pocos barrioalteros en jornadas intensivas desde el amanecer al anochecer. 

A mí, que me gustaba explorar, me encontré trabajando en un campo a mi vecino. No recuerdo cómo se llamaba pero era el marido de Paca la Remisinda.

Las cabras pues tomaban la calle Martínez viniendo supongo por la calle San José Obrero, desde la calle Las Cabras. No lo sé. Pero el cabrero era algo cojo, bajito y con una mano inválida.

El hombre tenía una mirada penetrante con unas cejas largas arqueadas. Iba cargando con algún tipo de fardo, un bastón que se colgaba de la muñeca y daba las buenas al vecindario con un saludo de cabeza cuando no tenía muchas ganas de hablar.

Pues resulta que mi madre me había comprado una caja de galletas Cuētara y decidí irme a algún lado todo el día, no sabía dónde. 

Mi madre hablaba con Remedios, la vecina de enfrente cuando yo le dije que me iba y que no vendría a la hora de comer.

Remedios y mi madre se echaron a reír y yo me puse furioso. "Bueno, anda, vete. Pero si puedes vienes a la hora de comer." Y se rieron antes de continuar hablando de sus cosas.

Yo ya había preparado la caja de galletas Cuētara. Le había hecho un agujero arriba y abajo en cada lado para llevarla como una mochila. Ni corto ni perezoso le dije adiós a dos mujeres de mi vida de niño.

Salí a la calle con mi caja de galletas y giré por las calles Pescador, Verbena, Patrón y Millares. 

Justo antes de la bifurcación con calle San José Obrero, me cortó mi andar un gigantesco rebaño de cabras que se amontonaban para entrar en algún lado a la izquierda y me impedían el paso.

Me senté en un escalón de la entrada de una casa o almacén y me comí unas cuantas galletas hasta que el cabrero dio paso al interior de las cuadras a todos aquellos animales despejando la calle. 

Creo que era el mismo cabrero que pasaba por donde yo vivía.

Entonces me eché la caja de galletas a la espalda y llegando a lo que era Circunvalación, por encima de la Bola Azul, tras salir de Santa Isabel, aquello era campo y naves industriales o algo así.

Pues por aquella zona ya andaba desesperado. Era la enésima vez que me paraba para hacer otros agujeros a la caja para poder llevarla en la espalda. 

El peso de las galletas y las cuerdas corroían la caja y tenía tantos agujeros que la mitad se había desecho en trozos y se habían quedado tiradas por el camino. 

Y lo peor, de tanto comer galletas tenía empacho y una sed galopante. Las galletas con la boca seca se me quedaban pegadas a los dientes y no podía tragar. Ni siquiera había cogido una botella de casera de La Casera o La Revoltosa. 

Sinceramente aguanté hasta ver la Colonia de los Ángeles que es donde más pegaba el Sol y la sed se me hizo insoportable.

Cuando me quité la caja de galletas Cuētara de la espalda para tirarla y salir pitando para casa, resulta que no había galletas, se habían ido cayendo por los boquetes de lo que quedaba de la caja mientras me peleaba contra la sed.

Con toda la boca encendida llena de trozos de galletas que no podía tragar pité como un tren raudo para casa por Carretera de Ronda.



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