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domingo, 22 de octubre de 2023

Los emigrantes que se fueron del Barrio Alto de Almería

En Almería nunca hubo sitio para los hijos y en el Barrio Alto no todos tenían un futuro próximo o lejano.
Las consecuencias de la emigración las provoca el poder político, que bloquea las oportunidades de las personas con talento y ideas, cuando no las roba impidiendo el sustento de las familias si a cambio no les reporta suculentos intereses. 

Las personas con algo más que una cabeza sobre los hombros, tenemos la capacidad de visualizar, reflexionar y obtener, una crítica cruel a partir de situaciones que se generan en las personas que viven la pobreza y la falta de oportunidades.

Es muy fácil ofrecer un dictamen de menosprecio contra la persona valiente que sufre pobreza y es discriminada. 

A los talentos barrioalteros que se les invitó a emigrar nunca más regresaron porque donde residen tienen un amplio abanico de oportunidades que han hecho crecer su familia y multiplicarse.

Durante años estuve recorriendo los Pirineos de cabo a rabo. Los franceses, aragoneses y los catalanes. Allí en algún lugar siempre había un almeriense aunque no se diese a conocer. 

Estaba sentado un día cualquiera en la estación del ferrocarril de Ribas de Freser esperando un tren cualquiera hacia cualquier parte en el momento que yo decidiera irme, actitud muy normal en mi forma de viajar.

El jefe de la estación me saludó y me preguntó a dónde me dirigía. Le dije que no lo sabía porque en ese momento no tenía decidido a dónde ir. Le pregunté qué era Nuria y el horario del tren cremallera. 

- De dónde es usted?.
- De Almería
- Aaaaahhh, pues yo también.
- Yo del Barrio Alto
- Y yo... Glup!...

Nos estrechamos las manos y nos miramos. No quisimos profundizar nuestra zona de nacimiento, nuestra calle ni nuestras familias.

En Francia igual, varias veces lo mismo a lo largo de dos décadas, almerienses trabajando. 

Me encontré con una mujer bajita del Barrio Alto en los alrededores de la estación del tren de Olorón Sainte Marie. 

En Lourdes, en Tarbes y en Luz-Saint Sauveur, hombres almerienses, posiblemente algún barrioaltero, trabajando. 

Recuerdo a una mujer muy guapa del barrio más alta que yo, jefa de estación de tren en Londres cerca Trafalgar, creo que era la Charing Cross, no estoy seguro. 

Llegué a esa estación muy temprano tras un recorrido apasionante que consistía en ver dirigirse a sus trabajos a los ciudadanos ingleses auténticos no inmigrantes. 

La mujer jefa de la estación me preguntó en español si era español y resultó ser de Almería y del barrio. 

Hablamos un ratico que le conté que llevaba casi dos semanas durmiendo todas las noches en la estación de Gatwich donde me duchaba. 

Me negué a ir a un hotel a pesar de que me salía más caro el tren todas las noches para dormir en Gatwich en una butaca de la sala de espera. 

Tras un largo verano de trabajo que gané medio millón de pesetas, me divertía como un poseso viajando en tren por toda la zona sur hasta Surrey.

Un día llegué a la estación de autobuses de Tarragona y en un bar de los alrededores me encontré con un barrioaltero emigrado en los años 50. Me contó que trabajó como peón en la construcción del Metro de Barcelona. 
 
Da la casualidad que un día paseando por la Rambla de Barcelona me senté en un banco junto a un hombre mayor que resultó ser almeriense que también había trabajado en las obras del Metro.

En mi familia también hay emigrantes. Mi tio Nicolás Herrada tuvo que irse a Barcelona siendo un experto mecánico. Allí continuó sus estudios porque ni en Melilla ni en Almería existían oportunidades. Trabajó toda su vida en los talleres de los coches de la policía.

Quien tenga el valor de mirar hacia atrás, verá las huellas de la miseria y la podredumbre fanática de los últimos ochenta años de políticas destructivas. 

El pulso de un barrio, de una ciudad y de un país, se mide por el valor de la pensión mínima. Os lo dice un sociólogo especialista autodidacta.

No cuesta nada entender que la miseria no existe. Sí existen los miserables.




jueves, 19 de octubre de 2023

La crisis del fútbol barrioaltero en el Barrio Alto de Almería

Hace bastante tiempo que no escribo un post barrioaltero sobre el fútbol del Barrio Alto.

Y es que al fin y al cabo el fútbol de élite de una ciudad es firme reflejo de lo que ocurre en su fútbol de aficionados.

He visto un comentario de El Yubri, crítico con lo que le está ocurriendo al Almería. Y como digo, para mí viene a ser un espejo de lo que ocurre a los clubes aficionados.

Un individuo que obtiene el título universitario o carnet de entrenador no significa nada de nada para mí. Y les voy a decir por qué.

Como corredor que he vivido en los Pirineos compitiendo en carreras de montaña, los ganadores hemos subido corriendo por los valles hasta la cima de los collados bajando y subiendo varias veces para alcanzar la cumbre de la carrera con altitudes cercanas a los 3.000 metros, para descender y llegar a la meta en tiempos totales alrededor de los 90 minutos, dependiendo la distancia que había que recorrer.

Personalmente no he podido ganar ninguna carrera, pero sí he quedado segundo varias veces. Y también he quedado entre los mejores diez primeros y entre los mejores quince primeros. 

O sea que llegué a ser Subcampeón de Europa en una trail running de altísimo nivel hace más de veinte años, aunque la carrera ya no exista y la hayan limpiado con un borrón para crear una prueba nueva.

Lo que les estoy contando es una pequeña introducción para que entiendan los niveles de capacidad física y entrenamiento físico. 

Muchos lo negaran porque no les conviene. No quieren que se les vea que con titulitos universitarios y carnet de entrenador de fútbol son unos pardillos, o chatarras como los llamo yo.

Subir una montaña corriendo requiere de una condición física de excelencia muy superior. 

Durante las trail running de montaña que yo subí corrimos por carriles y veredas, y más arriba la montaña estaba pelada por el frío, sin una selva donde protegerse.

Subirla equivale a tener muchísima fuerza para correr a ritmos entre 5 y 8 minutos por kilómetro donde las rampas más fáciles rondan el 8% de media. Y sin acojonarse cuando llegan las paredes más duras y escarpadas entre el 30% y 80% de media, sin hacer el lelo gastando la energía necesaria para el retorno.

Cuando corremos de vuelta, los descensos suelen ser terribles. Lo sabe quienes han hecho senderismo y han hecho cumbre. 

Cuando llegamos a las veredas, quizás podamos aplicar velocidad antes de salir desbocados por carriles rompepiernas con vaivenes sube y baja.  

Es cuando más locos corremos. Vamos sueltos y olemos el final de la  prueba. Miramos constantemente en el pulsómetro los tiempos parciales de paso que estamos registrando viendo en los carteles los kilómetros que faltan para llegar a la meta. 

Así después sabemos los ritmos de velocidad parciales y totales, y también los ritmos cardíacos que hemos soportado corriendo para ser los ganadores. 

Por eso sé que quienes me ganaron fueron más rápidos en los ascensos. Avisados tuvieron la suerte de sacarme suficiente ventana subiendo para que no los pudiese coger bajando.

Y es que en los descensos no me ganaba nadie. Si no me sacaban la suficiente distancia les iba a alcanzar y iban a sufrir verme correr a velocidades medias alrededor de 2:30 minutos por kilómetro. 

Es decir, mi nivel de perfomance física es de 2:30 minutos por kilómetro y sé cómo entrenarme como especialista autodidacta.

Sin embargo, un individuo con título universitario o carnet de entrenador de fútbol ha estudiado mucho en un pupitre. 

No tiene registro ninguno ni ningún nivel que pueda demostrar. Es como un aficionado que se cree futbolista engordando en el sillón de su casa. 

El nivel físico de un entrenador cualquiera es que no tiene nivel. Da igual si entrena clubes de fútbol del Barrio Alto, en el Plus Ultra o en el Almería.

Si los pones a correr cualquier prueba de 5 kilómetros que se hacen en los barrios, sabrás cuál es su nivel.

No te extrañe que muchos se paseen por el fútbol profesional de derrota en derrota pero cobrando dinerales. 

Y yo me pregunto porque no devuelven el dinero de los partidos con derrota ya que se le contrata precisamente para que gane y no para que pierda.

En general los buenos futbolistas tienen niveles alrededor de los 5 minutos por kilómetro. La mayoría se ahoga en cuanto les juega un futbolista a la contra con un tren de carrera de 4 minutos por kilómetro.

Algunos futbolistas se sienten tan orgullosos corriendo a 3:00 minutos por kilómetro dos o tres tiradas que se enfadan enseguida y se desesperan cuando se les replica que los partidos de fútbol durán 100 minutos, lo equivalente a correr medias alrededor de diez kilómetros. 

Un jugador que corre a 3:00 minutos por kilómetro dos o tres tiradas durante un partido, se pasa los siete kilómetros restantes de dicho partido deambulando ahogado por un pírrico descampado de 45 x 90 metros una vez se le acabó la gasolina.

Así de fácil es saber el nivel de un jugador, preparador físico o entrenador de fútbol 

La ley que privilegia los titulitos frente a los autodidactas profesionales la implantó el gobierno rastrero de Felipe  González y beneficia sobretodo a los equipos grandes de la Liga.

Esto provoca que el fútbol se haya inundado de entrenadores patateros. Vulgares aficionados sacándose el carnet de entrenador por enchufe y unas perragordas.

Abajo os dejo una tabla de condición física con capacidades de distancia entre 5 y 10 kilómetros, con la velocidad por kms/hora, el ritmo del futbolista en minutos/kilómetros. 


miércoles, 11 de octubre de 2023

Cuando la modernidad llegó al Barrio Alto de Almería

¿Saben?. Algunas veces busco en internet imágenes del Barrio Alto y siempre salen las mismas fotos. No hay más.

Sin embargo cuando busco postales antiguas de Almería, aunque no lo crean, dentro del lienzo de la postal, entre la gente, me encuentro a mí mismo.

Pero no en todas las postales... Sin exagerar solo en algunas de finales de los años 60 y principios de los años 70 del pasado siglo XX.

Entonces reflexionando de modernidad me acuerdo que desde el bordillo de la entrada de mi casa en calle Martínez al final de la Plaza Hornero vi las primeras luces de la modernidad a punto de entrar en el Barrio o al menos en esta zona. 

Quién no recuerda ir por la Carretera de Ronda con bombillitas miserables en cada esquina en plena noche sin una sola farola por kilómetros?. 

Me acuerdo ir a clases de mecanografía en la Olivetti del centro de Almería y mi padre comprarme la bicicleta blanca Peugeot (la pujeot que yo le decía).

Fue esperarme al salir de clase y comprarme la bicicleta. Mi padre me hizo seguir por detrás su coche por toda la avenida de la estación del tren, llegar a la fuente de la estación de autobuses.

Se fue y me dejó solo remontando la carretera, pedaleando muy impresionado por la luz tan potente que generaba la dinamo de mi nueva bicicleta mientras escalaba la Carretera de Ronda toda para arriba alumbrado solamente por los faros de mi "Pujeot" porque no habían farolas por la vía.

Las luces de la modernidad se veían cuando me sentaba en la puerta de mi casa y miraba hacia Regiones a través de la Plaza Hornero. 

Por entonces tenía viviendas en el frontal que miraban a la plaza y dejaban un callejón de salida a la Carretera de Ronda por el gran almacén de alpacas de paja del Pajero.

Sin embargo por este lado de la plaza había una cuesta que no hacía mucho la habían allanado. Y si antes se veían la parte alta de los edificios de Regiones, cuando quitaron la cuesta se veían al completo incluyendo la carretera.

Y cuando se fueron los de las casas a las 500 Viviendas que construyeron cerca de Ciudad Jardín y del Estadio de la Juventud, las de la plaza Hornero las echaron abajo. Se veía entonces incluso la parada del autobús justo enfrente y los coches de la época rugiendo para arriba y para abajo.

Ya no estaba la cuesta ni tampoco las casas. Teníamos la carretera de Ronda y las farolas que encendieron una noche tras meses de trabajos. Los vecinos se sentaron en la puerta a esperar para ver cómo se veían las farolas cuando la encendieron por primera vez.

Los días siguientes por la noche parecía un lujo ver pasar personas por la noche caminando hacia la Carretera Ronda y verlos cruzar a Regiones bajo la luz intensa de aquellas farolas. 

Me daba la impresión que ya no estábamos protegidos por la cuesta y cualquiera que estuviese sentado en la puerta de su casa en Regiones nos veía y nos vigilaba.

La cuesta cuando la rebajaron, tuvieron mucho cuidado de dejar distancia para no tocar los cimientos de las casas. Por eso cuando pasas se nota mucho ese raro recortado en perpendicular con la hilera de casas que forman la esquina de la plaza Hornero con calle Morales. 

Muchos años después volví por el barrio y encontré ese edificio horrible que impide ver Regiones y que cuando me fui era una obra que llevaba años abandonada. 

La idiotez máxima la tiene el individuo que diseñó ese horrible hotel en el Barrio Alto. Y es que en el barrio se supone que la modernidad nunca llegó y pasó de largo a pesar de que encendieron las nuevas farolas de la Carretera de Ronda y la convirtieron en la gran vía por donde corría la luz. 

El mundo aparte éramos nosotros, que seguimos teniendo en las esquinas de nuestras calles las mismas miserables bombillas del franquismo, reflexión que no interesa a algunos porque para ellos la culpa siempre la tienen los pobres.

La Carretera de Ronda se convirtió en la gran vía de escape y la plaza Hornero siguió siendo el templo de las hogueras de la niñez.



martes, 19 de septiembre de 2023

Joe Murcia enfilaba la calle principal de Almerizon City cabalgando en su yegua Locomotora y cuando la vía se curvaba hacia el Este, vio el flamante salón Barrio Alto donde su dueño, el temible pistolero Pío McDodgy, departía en una charla con su sanguinario lugarteniente Joe Belmont, un emigrante italiano que encintaba sus colts del revés. 

Joe Murcia, conocedor de las peores fechorías de ambos forajidos, observó hasta qué punto se habían enriquecido en aquella ciudad costera merced al contrabando de armas que entraban por el puerto y al exclusivo proveedor de bebidas alcohólicas de importación.

Almerizon City era su zona y nadie podía saltarse las reglas que imponían, ni siquiera las autoridades, gallitos a quienes dejaban elegir entre un buen fajo de billetes para vivir bien o un balazo en medio de las cejas para vivir mejor sin sufrimientos dentro de una caja a medida de la marca Sepulturero.

Disfrutaban de una legión de residentes que se beneficiaban directamente manteniendo el poder casi absoluto de Pío McDodgy y Joe Belmont. 

La banda la completaba una legión de peligrosos pistoleros como Garden Boy, Kin Barrionuevo, John Orts, Trin Bautista y hasta medio centenar entre tahúres, cuatreros y asaltadores de bancos, y gente importante de la ciudad que eran jugadores de reemplazo en su casino cada noche, gastándose más de lo que hayan podido ganar en sus negocios durante las últimas veinticuatro horas. 

Loli Chaconne era la única persona en quien Pío McDodgy confiaba aparte de en Joe Belmont. Ella controlaba a las chicas que trabajaban en el salón manteniéndolas alejadas de la ira de Pío McDodgy. 

Muchas veces lloró por no poder escapar de aquel demonio cuando perdía el control de algunas chicas rebeldes. Entonces los pistoleros las mataban y las hacían desaparecer enterrándolas en alguna fosa en el desierto.

Dos días después de llegar Joe Murcia a Almerizon City, apareció un pistolero calvo que algunos conocían como Brynner. 

En las siguientes horas Almerizon City se había llenado de pistoleros que buscaban una habitación en el salón Barrio Alto. 

Nunca se habían visto tantas leyendas juntas en una zona tan cargada de individuos de la peor pesadilla.

Franco Nero era un individuo que tenía una aptitud fría y distante de forma permanente. Parecía cosa seria, una mala bestia que hacía arder la sangre al más pintado.

Joe Belmont los conocía a casi todos y corrió su temor a Pío McDodgy. 

Este observó con preocupación el numeroso grupo de pistoleros que llegaban a su negocio pidiendo una habitación. Mandó que sesenta de los cien hombres de su rancho vinieran de inmediato armados hasta los dientes. Tenía la corazonada que algo muy gordo iba a pasar. 

No podía creer que pistoleros como Lee Van Cleef, Elli Wallach, Gian María Volonté, Gianni Garko, Tomás Milián, Giuliano Gemma, Anthony Steffen, Klaus Kinski, William Berger, George Hilton, Peter Lee Lawrence, Eduardo Fajardo, Luigi Pistilli y Fernando Sancho entre otros desconocidos, estuviesen en su salón buscando follón.

Para Pío McDodgy todos eran gentuza que pretendían quedarse con su negocio y su fortuna. 

Peor le supuso ver que también se llenaba de forajidas. No podía creer que Teresa Gimpera, Chelo Alonso, Laura Antonelli, Jane Ågren, Claudia Cardinale, Olga Karlatos, Annabella Incontrera, Marisa Mell, Elisa Montes entre otras, estuviesen circundando a sus chicas. Las invitaban a sus mesas con una Loli Chaconne que permitía que pisoteasen sus reglas.

Llamó a Joe Belmont a intervenir para que Chaconne recogiera a sus chicas. El individuo se acercó a la mesa donde estaba sentada la mujer con las recién llegadas y la abofeteó dándole la orden de volver todas a sus habitaciones.

Joe Belmont sintió en su cabeza el frío cañón de un colt y el aliento ardiente de una fulana de rostro salvaje que le echaba en el ojo su aliento como si quisiera devorarlo. 

En cuanto reconoció a la forajida Raquel Welch el hombre se meó en los pantalones. La pistolera tenía por costumbre freír los cataplines de sus enemigos para desovarlos y dejarlos sin piel. 

Pío McDodgy no podía creer lo que estaba sucediendo. Yul Brynner se paseó por el centro del salón y Pío McDodgy enseguida lo reconoció. "No. No. No es posible. No" - gritaba. Y Yul Brynner se reía de Pío McDodgy.

Pío se cagó en los pantalones en un ataque de nervios. Sacó su colt y comenzó a disparar a diestro y siniestro sin saber dónde se había metido Yul Brynner. "Puto ciezo calvo y asqueroso" - gritaba Pío McDodgy - Cójanlo!. No lo dejen escapar!."

Fue cuando las mujeres a las órdenes de Loli Chaconne y Raquel Welch salieron escapando hacia la calle bien lejos del salón. 

Los borrachos y los feligreses no querían abandonar la partida ni las  botellas de whisky. Se peleaban a muerte por lo que creian suyo. 

El salón se había convertido en un verdadero infierno en una batalla de pistoleros sin precedentes que Pío McDodgy intentaba controlar sin conseguirlo. 

Caían como moscas los mercenarios del salón Barrio Alto. Joe Belmont estaba  desaparecido y Pío McDodgy echaba ascos contra él. El individuo había huido de la ciudad con lo poco que pudo llevarse. Cabalgaba lo suficientemente lejos para que no le alcanzase ningún disparo de los muchos que escuchaba detrás suyo. 

Toda vez que creía oír un disparo cerca el meón bajaba la cabeza aterrorizado cabalgando a lo bestia camino de Rioja para ocultarse en un búnker aislado que siempre tuvo preparado en Alhamilla Mountain Range.

El tiroteo en el salón Barrio Alto duró dos días con sus noches y para entonces el edificio era una ruina agujereada por todas partes. 

Los pocos pistoleros que sobrevivían dentro ninguno se atrevía a salir y los de fuera por nada del mundo pensaban entrar. 

Así vieron desmoronarse el edificio con un ruidoso estruendo. Murieron unos cuantos que no quisieron salir. 

Yul Brynner disparó a una columna de madera destrozada y el edificio terminó por desplomarse por completo matando a quienes amenazaban con sus rifles.

En las Alhamilla Mountain Range, el huido Joe Belmont se reía sintiéndose salvado en el cubil que tenía preparado, pero de repente alguien le puso el cañón de un colt en las pelotas y un individuo de nombre Elli Wallach le preguntó: "Me estás imitando, puerco desalmado? - y se rio. 

Joe Belmont entró en pánico al ver que Wallach iba acompañado de la forajida Raquel Welch riéndose de gusto.
"Pretendías escapar de mí, pardillo? -  Raquel se rio y apretó el gatillo para convertirlo en fraile y creyente.

Elli Wallach y Raquel Welch se reían a carcajadas. Joe Belmont corría hacia ningún lado con los cojones ardiendo y la piel arrancada echando humo. El pobre cayó por una grieta en la montaña a una poza natural de agua y allí se desmayó perdiendo la noción del tiempo. Cuando despertó lo habían sacado y no había nadie. Se habían ido y por lo menos estaba vivo.

Entre las ruinas de lo que fue el salón Barrio Alto salió una figura tambaleante y malherida. Joe Murcia y Yul Brynner hicieron que soltase las armas. Pío McDodgy rajó y amenazó con vengarse y matarlos a todos para volver a erigir su imperio. 

No tardó mucho en arrepentirse y retractarse de sus amenazas. Una luz no humana brilló en los ojos de Yul Brynner lo justo para dejar su sello entre sus cejas. Observaba al robot encintar con la velocidad de un rayo el Colt humeante que lo envió camino del otro mundo. 


lunes, 4 de septiembre de 2023

Ecos de la República en el Barrio Alto de Almería

He estado pensando semanas y semanas tras haber visto un vídeo de Julio Anguita en la que expresaba con suma claridad las consecuencias que traen los cambios provocados en la estabilidad del Estado sobre las personas comunes y toda la ciudadanía.

En Almería como en Málaga como en Cádiz, existe un día en el cual se rinde homenaje a un conjunto de personas que fueron fusiladas por su extrema rebeldía y actos contra el francés, primer Borbón que ocupó la Corona Española.

Torrijos, que fue fusilado en la playa de Málaga al desembarcar, era un general liberal con título nobiliario Conde de Torrijos. 

Hoy su tumba y la de sus compañeros la pueden ver en la famosa Plaza de la Merced en cuya esquina nació Picasso, justo en el centro de la plaza, bajo el obelisco vallado.

Justo el mismo destino que los Coloraos, un grupo de liberales que llegaron a Almería en agosto de 1824, vestidos con casacas de color rojo, con la misión de restablecer la Constitución de 1812. 

Firmes en sus valores libertarios que se suponían democráticos, lucharon contra el absolutismo de Fernando VII, que la había abolido.

Muchos se acuerdan de la República como el cielo en el Barrio Alto. Sin embargo yo estoy seguro que muchos que la aclaman y la bendicen, no cuentan las atrocidades que se cometieron. 

Tampoco cuentan quiénes eran los poderes financieros que controlaban la República, que observado en profundidad, son precisamente los mismos poderes financieros, las mismas familias oligarcas que se arrepintieron de haber echado al Borbón y provocaron la guerra para volver a traerlo.

Quien añora la República no sabe lo que dice, ya que fue una República de Derechas, que no de Derechos. La inventaron los poderes financieros para echar a los Borbones.

Tampoco creo que la República beneficiase a los habitantes del Barrio Alto. He leído no pocas veces que su población estaba destinada a los servicios para los señoritos. 

Pescadores, albañiles, agricultores, limpiadoras, cosedoras, planchadoras camareros, limpiabotas, barrenderos etcétera. 

No tenías futuro si no trabajabas en la servidumbre para la clase acomodada almeriense, esa clase que en el trasfondo siempre han ocultado que vivían de los dineros y los privilegios públicos.

La población, siempre son los mismos quienes sufrieron en sus carnes la Guerra Civil, que fue en realidad una guerra entre los poderes financieros y una multitud de trepas metidos en política, que a las primeras de cambio se vendieron al nuevo régimen impuesto por los poderes financieros.

Exactamente lo mismo que está sucediendo en la política hoy, plagada de trepas que prometen una vida digna para trepar, pero ves pasar la vida con los mismos problemas, resignado a ellos.

Ya sé que muchos dicen que fue porque mataron a tal o cual señor. Allá cada uno con sus cuentas y sus cuentos. 

La Primera Guerra Mundial se inició, dicen, porque mataron en Serbia al heredero del Imperio Austrohúngaro.

Suena a chino lo mismo que si dicen que mataron a un señor en Madrid y provocó la guerra. 

No te cuentan que los poderes financieros tenían proyectada una contienda para llenarse los bolsillos con un cambio de régimen y pruebas con las nuevas armas convencionales.



                                         (foto cogida de La voz de Almería)  La Voz de Almería
                           

                                      


viernes, 25 de agosto de 2023

Luís el de los Perros pasea por la playa de nuestra niñez en Almería

Os voy a contar una anécdota que vivimos mis hermanos pequeños y yo a finales de los años 60 con un persona cuya alma será eterna en Almería como en el Barrio Alto, puesto que muchos se acuerdan de él.

Yo soy el mayor sobre mis hermanos. El que siempre estaba en la playa en invierno y en verano. En época estival mi hermano pequeño, Paco, salía de las faldas de mi madre y nos íbamos con mi otro hermano, Pepe, a la playa donde estaba Miguel, un vecino del Zapillo amigo nuestro que alquilaba los hidropedales de madera.

A Miguel el de los Hidropedales a veces le alquilamos nuestro hidropedal preferido durante algunas horas hasta hartarnos. 

Tampoco es que nos fueramos muy lejos siendo tan pequeños pero nos gustaba subirnos en el lomo del hidropedal y saltar al agua tan clara que tiene nuestras playas hasta alcanzar el fondo marino a tres metros o cuatro metros de profundidad.

Jugábamos a ver quién subía más arena del fondo procurando que no se nos escapará de las manos en la subida a la superficie. Íbamos acumulando arena en el hidropedal hasta cansarnos del juego.

En invierno siempre estaba solo en la playa después de llegar de la escuela. No me daban miedo las olas y sin alejarme del rompeolas las saltaba o las evitaba por el fondo. Incluso llegué a ponerles nombre según lo grande que era la ola.

Los veranos con mis hermanos pequeños en la playa nos poníamos cerca de Miguel el de los Hidropedales, nuestro amigo del Zapillo, que a veces tenía necesidad de ausentarse y me dejaba a cargo durante minutos para que atendiese si alguien demandaba un hidropedal.

Un día mis hermanos Pepe y Paco se me acercaron llorando. De repente un hombre enorme se apareció frente a nosotros. Se dirigió a mi hermanos pequeños y a mí como si nos conociera de toda la vida. Pareció que nos quería saludar y todo.

La cosa es que mis hermanos se asustaron muchísimo y entraron en pánico. Les hice correr para salir de la playa delante mío y subimos espantados el terraplén hacia la calle y corrimos hacia la carretera principal del Zapillo sin darme cuenta que mi hermano más pequeño, Paquito, se había quedado atrás. 

Mi hermano Pepe me avisó, paré y retrocedí en busca de mi hermano pequeño, que no podía con su alma y lloraba de espanto. Yo vigilaba la calle hasta la playa totalmente vacía sin que nadie nos persiguiera. Cogí la mano de mi hermano pequeño y lo ayudé a correr hasta la esquina donde nos esperaba mi hermano Pepe.

Mi viejo fue a la playa conmigo y le preguntó a Miguel el de los Hidropedales por la persona que había asustado a mis hermanos. No me acuerdo que le dijo pero mi padre sonrió. Una hora después estábamos de nuevo en la playa solos.

Eramos pequeños y el hombre parecía enorme 😸 Pocos días después mi madre nos sacó a la carretera de Ronda. Estuvimos esperando un rato sin saber con qué intención. Justo entonces bajaba Luís el de los Perros en un ciclomotor Ducati naranja como si el encuentro hubiera sido preparado. 

Estando mi madre, mis hermanos no se asustaron, sobretodo el pequeño que se agarraba a su falda. Se paró junto a nosotros y nos abrazó con risas. El susto de mis hermanos pequeños se borró. Empezamos a verlo como un amigo al que saludábamos cuando lo veíamos por Carretera de Ronda en el ciclomotor.

Nosotros seguimos yendo a la playa solos para situarnos al lado de nuestro amigo Miguel el de los hidropedales. Luís el de los Perros no nos volvió a dar miedo y él sabía que podía acercarse a nosotros y saludarnos porque era nuestro amigo.

Me cuentan que él era así. Se acercaba y metía miedo a cualquiera. Muchos lo tienen en su imaginario por sus acciones, una leyenda que a veces deambulaba por el Barrio Alto dejando sus huellas como por toda Almería, convertido en un personaje entrañable muy recordado por su peculiaridad.

Leo en un periódico que Luis el de los Perros llevaba sus acciones lejos de Almería, no quedaban limitadas a la capital. Regularmente viajaba hasta Barcelona como su destino habitual.

Ello le valió aprenderse de memoria y recitar sin error cada uno de los pueblos que atravesaba por la antigua carretera N-340 cuando viajaba en autobús de línea, y lo mismo cuando viajaba en tren, que se sabía el nombre de las estaciones de ferrocarril hasta la Ciudad Condal, con trasbordo obligado en Alcázar de San Juan.

Cuenta que Luís de los Perros se llamaba Luis Méndez Cañadas y vino al mundo en la década de 1920 en el paraje de la Huerta de Azcona, lo que hoy es la calle del poeta Paco Aquino con Padre Méndez o Avda del Mediterráneo.

La anécdota del periódico dice: "Creció enseñando a embestir a las cabras lecheras convertidas en miuras en el solar donde en la posguerra el Dr Domingo Artés Guirado abrió su prestigioso sanatorio quirúrgico, con fachada a la pelada Rambla salpicada de raquíticas moreras."





                                   
 

viernes, 14 de julio de 2023

La increíble película de los cines de nuestra infancia. Barrio Alto de Almería.

He estado dos días pendiente del cine de verano que por alguna causa dejó grabada en mi mente unos pasajes de lo más extraño.

La primera vez y no recuerdo si fue la última que me llevaron a esa terraza de la Escuela de Formación donde vi una película de Cantinflas, un personaje desconocido que nunca había visto. 

Se trataba de un individuo que lo único que poseía era la ropa con la que vestía cosida a partir de retales. 

Era algún tipo de vividor con unos andares orgullosos que ganaban resonancia con su verborrea mundana, como si tuviera algún tipo de trastorno que muchos confundirían con el narcisismo, un trabalenguas tan largo e incompresible que era capaz de perderse en su propio cuento.

Tengo la extraña sensación que fue la primera vez que fui al cine. No recuerdo ningún otro cine anterior a este. Los que vivíamos en el entorno de la plaza Mula y la Plazoleta Hornero sabemos que nuestra terraza era la Oriente y nuestro cinema el Monumental.

En la terraza de verano estuvo también mi hermano Pepe, dos años más pequeño que yo. Mi hermano Paco supongo que no había nacido aún por lo creo que sería el año 1964 o puede que el verano de 1963. Quizás yo no había cumplido dos años y mi hermano Pepe aún estuviese por nacer.

El amigo Belmonte, tenaz, me ha demostrado que la terraza a la que me refiero estaba en el lateral de la Rambla, en el patio de la escuela Franco.

Me ha ocurrido lo mismo con el hecho de que padezca sordera. Alguien me metió en la cabeza que mi sordera fue causa de una neumonía y la posterior imposición masiva de antibióticos.

Algunos años he tenido que ir a que me limpiasen los oídos por el dolor que me producía la acumulación de cera dentro del tímpano. 

Por lo general siempre me lo limpió una auxiliar. Sin embargo hace un par de años fui remitido a la otorrino para la limpieza de mis oídos. Cuando le dije por qué tenía deficiencia auditiva, ella lo negó rotundamente. 

Dejo claro que lo mío es de nacimiento. Que la neumonía no provoca sordera y los antibióticos tampoco. Me acordé entonces de mi tía Pepa. La pobre padecía sordera también.

Con lo de la terraza del cine me ha ocurrido lo mismo. Alguien me hizo creer que la terraza de verano estuvo en calle San Juan Bosco junto a la Rambla. Y es que he leído que la terraza Eslava estaba por Regiones que fue donde trasladaron esta terraza de la Escuela de Formación.

Como dice Belmonte entre otras personas: 
"El cine fue en la Escuela de Formación, que pasabas por delante de la puerta siempre que ibas al centro de Almería tras pasar por los pisos de los pintores. La terraza del cine de verano estuvo en su patio, entrada por el lateral de la Rambla."

Otra cosa que se me quedó grabada de por vida fue la canción que se repetía una y otra vez previo a la película sonando por los grandes altavoces. Esa voz de mujer entonando una canción de una forma muy curiosa y asombrosa que Loli me ha aclarado que era Antoñita Rusel.

He leído que Antoñita Rusel grabó el tema en 1945 en pleno armisticio mundial.

La canción en un principio me parece compuesta para niños. Conforme se suceden las palabras habla de sueños de amor imposible y al final parece que va dirigida a una pareja extraviada en su perdición. 

Se repetía con insistencia lo de vivir en "una casita de papel" y hasta parecía bonito y agradable. 

El curioso inicio que le da Antoñita Rusel con una entrada de la orquesta, le sigue una especie de saludo antes de iniciar la lírica, dando la impresión de una opereta fantástica. 

La letra introduce las ganas de libertad en sus cuatro primeras frases donde deja claro que esconde un secreto. 

Las siguientes cuatro líneas parecen un correctivo y en la parte central insiste en busca de la felicidad pero la canción termina desvariando en un sueño imposible.

"Encima las montañas tengo un nido,
que nunca ha visto nadie cómo es.
Está tan cerca el cielo que parece
que ha sido construído dentro de él.

Encima las montañas viviremos
el día que tú aprendas a querer.
Y así podrás saber cómo es el cielo
viviendo en mi casita de papel.

¡Qué felices seremos los dos.
Y qué dulces los besos serán!.
Pasaremos la noche en la luna
viviendo en mi casita de papel.

¡Qué felices seremos los dos.
Y qué dulces los besos serán!.
Pasaremos la noche en la luna
viviendo en mi casita de papel.

Viviendo en mi casita de papel.
Viviendo en mi casita de papel.

Los autores de la canción son 
Mercedes Belenguer Machancoses y Francisco Codoã er Pascual.

Para quien quiera ver el vídeo de Antoñita Rusel y la orquesta Club Trébol en YouTube:


lunes, 10 de julio de 2023

El bombardeo alemán del Barrio Alto de Almería

Todos sabemos que hubo un refugio en la antigua plaza del Pilar del Barrio Alto. Un sistema subterráneo de protección antiaérea de hormigón.

Según cuenta Agustín Belmonte, en 1937 se construyó en lo que hoy es la plaza Béjar, uno de los refugios antiaéreos que proyectó el arquitecto municipal Guillermo Langle durante la Guerra Civil, el cual cubrieron con un extenso túmulo de tierra de casi dos metros de alto cercado de balates de mampostería.

En 1961 la Delegación Nacional de Sindicatos del franquismo construyó los cuatro bloques de viviendas baratas en medio de la plaza destruyendo el refugio de Langle. Las 68 viviendas recibieron el nombre del director del antiguo periódico católico La Independencia, Fructuoso Pérez Márquez, asesinado a comienzos de la Guerra Civil.

https://www.diariodealmeria.es/almeria/pilones-Barrio-Alto_0_698930568.html

He escrito esto porque Loli López nos contó lo del bombardeo y lo que cuenta que ocurrió en la plaza Béjar me estremeció profundamente. 

Que la gente fumaba fuera del refugio colapsando el acceso porque nunca pasaba nada hasta que pasó. Los barrioalteros no fueron muertos por las bombas sino pisoteados en el tumulto que se formó por una avalancha dentro del refugio cuando se oyeron los aviones.

Cuentan que en el mes de Mayo de 1937 la flota alemana fondeada en Ibiza fue bombardeada por bombarderos Katiuska de las Fuerzas Aéreas de la República causando una veintena de muertos y casi cien heridos, siendo el buque Deutchland gravemente dañado.

Las represalias no se hicieron esperar y tras alguna oscura decisión, Almería fue bombardeada ese mismo año de 1937 con el objetivo de probar las nuevas armas convencionales contra la población.

El suceso de los refugios de la Plaza Béjar trasciende el tiempo de tal manera que deja sin aliento el terror que allí se vivió. 

Loli López (hija de Enriqueta la Chacona) cuenta que cuando sonaron las sirenas los barrioalteros corrieron a refugiarse.

"El refugio tenía varias bocas de entrada y salida pero la mayoría de los hombres tenían por costumbre quedarse a las puertas y no entrar. Unos porque fumaban, las mujeres charlando y cada cual haciendo lo que bien le parecía. Se quedaban ahí porque decían que no pasaba nada. Hasta que pasó.

Al oír los aviones corrieron hacia dentro del refugio despavoridos, sin mirar nada ni a nadie. En la frenética avalancha se formó un tumulto y pisotearon a las personas inocentes.

Mujeres, niños y ancianos que estaban dentro del refugio fueron aplastados por el horror y muchos murieron rotos, asfixiados y reventados.

El terror y los gritos de auxilio eran desgarradores. Mi abuela salió herida pero la hermana de su madre (Carmen) murió. Cuando la cogieron del suelo estaba rota. Pisoteada y reventada había protegido con el cuerpo a su hijo de dos años que había sobrevivido.

Los cuerpos de los fallecidos fueron colocados en carros en la plaza, tapados con lo que los vecinos pudieron.

Uno de mis primos que por entonces tenía 10 años contó que el horror era dantesco. 

Mi primo Manolo, que sobrevivió gracias a su madre, fue fundador del mesón Los Mariscos de Aguadulce. No hace mucho que murió. Gracias por leer un trocito de nuestro Barrio."

¿Qué tenía que ver Almería con el ataque de los supuestos Katiuskas de la República?. ¿Por qué no atacaron enclaves militares de la República?.

El objetivo era probar las primeras armas convencionales de la Historia contra la población. Así provocaron exterminio en Granada y la Málaga republicanas. Y el terror en los que huyeron buscando refugio en Almería.

Todas las armas que se probaron en Guernika, en la Desbandá granadina y en la Desbandá malagueña, se usaron después en la Segunda Guerra Mundial. 

Fueron muchísimas las cosas graves que pasaron en la República que los andaluces pagaron con creces. 

Que los republicanos bombardearan la escuadra alemana fondeada en Ibiza, no tuvieron culpa la población almeriense, ni los granadinos ni los malagueños. 

¿Por qué no bombardeaban objetivos militares de la República pero sí a la población?. 

¿Por qué no bombardearon los objetivos militares donde se decidían las órdenes?. Lógico!. El objetivo fue aterrorizar a la población.

Alfredo Casas, un conocido locutor barrioaltero, cuenta una historia parecida.

"En esta plaza Béjar había un refugio durante la guerra y dieron por muerto a mi padre.

Mi padre había recién nacido en 1936. Un día sonó la alarma y mi abuela salió corriendo corriendo a refugiarse durante los bombardeos de 1937, se le cayó de los brazos y lo pisotearon con la avalancha de gente.

Cuando se restableció el orden y empezó a salir todo el mundo del refugio mi padre no aparecía. Lo encontraron en el carro de los muertos. Mi abuela lo sacó para enterrarlo. Alguien la ayudó a ponerle bien el cuello reanimándolo. El caso es que sobrevivió y gracias a eso estoy aquí."

Siguiendo el desarrollo de lo acontecido, José Belmonte cuenta que la escuadra alemana realizó más de 200 disparos antes de retirarse frente a la creciente actividad de las baterías antiaéreas costeras republicanas. 

El ataque se saldó con 19 muertos, 55 heridos y 35 edificios destruidos. Pero recientes investigaciones sitúan en 31 el número de muertos.






jueves, 8 de junio de 2023

Secuencias de entrenamiento futbolísticas para los equipos de fútbol del Barrio Alto de Almería.

Esta noche no he podido dormir hasta intentar al menos escribir unas secuencias de talento barrioaltero para obtener un pleno en la imaginaria quiniela de las ecuaciones.

Es bastante improbable que los futbolistas entiendan a lo que me refiero. El primer escollo para el entendimiento que se encuentra cualquier futbolista barrioaltero, radica en carecer de los conceptos sobre entrenamiento y rutinas medianamente cercanas al ex futbolista inglés Berkham, que fue campeón de Cross antes que futbolista.

También a Roberto Carlos, esprinter especialista en carreras de velocidad, un ejemplo de futbolistas que se entrenan a sí mismos.

Hoy los grandes jugadores de fútbol son atletas cuya base para jugar al fútbol es el atletismo porque sabe que tiene que correr buscando el balón para generar posibilidades de gol. 

Conoce que el juego se limita a un grupo de jugadores que corren detrás de la pelota con el objetivo de meterla entre tres palotes. 

Álvaro Arbeloa, ex futbolista Campeón del mundo con la Selección Española dice: "Cuando era futbolista ir a 4:30 por kilómetro era la leche. Ahora para mí es ir al trote porque tengo 1hora 17 minutos en medio maratón que equivale a correr a 3:45 minutos por kilómetro de media sobre una distancia de 21,097 kilómetros." 

Así que por mucho que los preparadores físicos han estudiado "muncho" para sacarse titulitos, la verdadera universidad es subir y bajar montañas corriendo cada día como lo hice yo. 

Lo más parecido a un preparador físico que ha estudiado "muncho" es un peón de tráfico poniendo conos limitadores. Incluso la mayoría de las veces ignoro por qué pierden el tiempo de esta forma en vez de dedicarse a entrenar al personal.

Los conos se ponen para señalar un punto límite de un ejercicio de Circuitos Oregón, que fueron creados por la universidad de Oregón en los años 60 y que algunos espabilados les cambia el nombre cuando los adaptan al fútbol. 

Tuve un debate con una ex estrella de basket español. Se trataba de identificar los entrenamientos que pertenecen al atletismo adaptados a la mayoría de los deportes incluido el fútbol, con mayor o menor éxito.

El Fartlek, las series, los intervalos, los monitores de frecuencia cardiaca, materiales como el tartán para fabricar zapatillas de correr, botas de fútbol o las famosas zapatillas de basket Air Jordan, cuya historia se remonta muchos años antes, cuando Bill Bowerman, entrenador de la universidad de Oregón que fundó Niké, las fabricó a mano en su taller para el malogrado Lafontaine.

Incluso los materiales de las prendas deportivas que también usa la NASA se emplean en otros deportes procedentes del atletismo. No hay calzado deportivo que no use tartán o la famosa suela EVA, ni hay marca que no use en sus prendas materiales para absorber la humedad del cuerpo transpirable. 

Los entrenamientos en el fútbol son los mismos que en atletismo: 

1) Frecuencia cardíaca suave. 
2) Frecuencia cardíaca aeróbica.
3) Frecuencia cardíaca aeróbica dura. 
4) Frecuencia cardíaca anaeróbica.
5) Frecuencia cardíaca de Línea Roja.

Excepto que en el fútbol confunden la frecuencia cardíaca anaeróbica con la aeróbica dura y provoca que muchos equipos limiten su nivel evolución o  fracasen en su intento de no quemar su condición física a lo largo de los partidos.

Al conocer profundamente el mundo de los entrenamientos y los sistemas,  tengo clarísimo los niveles que he creado para no perderme en las mentiras que otros me cuenten.

Mientras otros se sentaban en un pupitre yo subía y bajaba corriendo las montañas de tres mil metros a ritmos estratosféricos cercanos a los dos minutos por kilómetro.

Como le dije a una amiga que es pupila mía: "Yo no he estudiado en la universidad. Yo he terminado de trabajar en la obra en la montaña, he llegado a casa, me he puesto los calzones y las zapatillas, y he vuelto a subir a la montaña corriendo. Tras dos horas entrenando 25-30 kilómetros, he bajado al pueblo corriendo a toda leche, me he duchado y después me ido al bar a tomarme una cerveza."


Cuando las cosas no iban bien en las familias del Barrio Alto de Almería

Tengo, como todos, recuerdos frustrantes de la niñez.  Eso que los nuevos entendidos de la psicología aplicada llaman traumas. Todos hemos c...