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domingo, 28 de julio de 2024

¿Por qué no fui futbolista de élite barrioaltero?.

Llevo toda la mañana calentándome los sesos para que escriba este artículo. Si no lo hago me va a torturar durante días hasta que lo haga o lo olvide. Por lo general los temas deportivos me apasionan. En los Juegos Olímpicos no estoy viendo el fútbol de hombres pero sigo un poquito el fútbol de mujeres.

Tengo pasión por el Judo, el ciclismo y el balonmano femenino. Este último por interés con un club de éxito de primera línea cuyas jugadoras están en la selección. Ya les conté de esto.

¿Por qué no fui futbolista de élite?. Cuando me fui del Barrio Alto, en la ciudad donde fui a vivir no se dieron las oportunidades. Más bien me las quitaban simplemente por no ser nativo.

En Málaga cerca de donde yo vivía estaban el Iberia y el Guimbarda. Estuve militando en el Iberia, pero no se engañen, nunca me hicieron una ficha ni oportunidades para seguir militando. 

Una forma de expresar mi frustración es una historia que me pasó en la mili en el CIR de León. Fuimos a jugar al fútbol a un campo lejos, no recuerdo dónde. El teniente reclamó que dijéramos en qué puesto jugábamos y yo pues delantero centro. 

Lo que pasó en el partido es que había un individuo de Madrid jugador de fútbol federado que acaparó el balón. Metió todos los goles y se aprovechó de mi colocación y mi saber hacer en el área rival para engañar a los defensas sin ceder nunca el balón más que cuando la tenía perdida. 

Ahí el individuo sí me pasaba de tan mala manera que los defensas se me echaban encima y me robaban el balón sin ninguna oportunidad de disparo.

Al madrileño le pasaban el balón en nuestra área defensiva y progresaba regateando a todos hasta la delantera donde estaba yo. 

Cuando no podía regatear le pasaba el balón a alguien y progresaba hacia adelante pidiendo que le devolviesen el balón de inmediato. Nunca me pasaban a mí aunque estuviese desmarcado. Se lo pasaban a él y así iba progresando por todo el campo. 

Cuando me pasaba por no poder progresar, si no podía progresar yo, echaba el balón hacia atrás para no pasárselo y el individuo entraba en cólera. 

Comprobé que este y otros estaban compinchados. Le devolvían el balón enseguida y nunca me lo devolvían a mí. Así que esperé a que se cansase. 

Cuando se cansó estábamos siendo goleados porque el individuo no daba más de sí y le robaban el balón fácil. Durante la segunda parte del partido quería aprovecharse de mi posición para ser figura pero yo no le pasaba el balón.

Cuando el teniente vio que estábamos perdiendo por culpa del imbécil cortó el partido y volvimos a León.

Esto es lo que me pasaba en algunos clubes donde quise entrar por no ser nativo. Las opciones de ser jugador de élite fueron disminuyendo cada vez más hasta no quedar ni rastro. Muchos de los que se creyeron figuras regateando como les daba la gana, no llegaron más lejos que vivir como pardillos en equipos provinciales.

Como dije en otra ocasión, con trece años aproximadamente, monté mi propio equipo de fútbol. No teníamos dinero para más pero jugamos con todos los equipos de Málaga que nos retaran. 

Ganamos todos por goleadas porque mis muchachos jugaban como yo quería que jugaran. Era para mí un orgullo tener jugadores catalogados como malísimos metiendo goles a mansalva, defendiendo nuestra área sin que ningún jugador catalogado como técnico o virtuoso se les subiese a las barbas.

El balón corría por el campo de fútbol como yo quería y ningún equipo tenía posibilidades para detener lo que le caía encima en forma de goles. Y eso que en mi equipo yo jugaba de libero. 

Si no entiendes lo que es un delantero centro nunca entenderás de fútbol por mucho que lo mames. 

Lo mismo que me ha pasado con el fútbol es una metáfora perfecta de lo que me ha pasado en la vida. Que en vez de preocuparme por eso, decidí vivirla a tope. 


PD: "Nadie se quiso venir a vivir conmigo en mi tienda de campaña pero ahora me acosan para vivir conmigo en mi casa."


¿Por qué no fui futbolista de élite barrioaltero?.


domingo, 7 de julio de 2024

El ADN de los habitantes del Barrio Alto de Almería

Cuando me fui de Almería, seguí soñando con ser futbolista, pero en el lugar donde fui a parar, esos sueños se fueron diluyendo con el paso del tiempo.

En la escuela donde me metieron, como dije en alguna ocasión, era para que se me encogiesen las pelotas de por vida. Sin embargo ocurrió al revés.

En los siguientes años me cambiaron a una escuela intermedia entre el Virgen del Pilar y la terrorífica "escuela" de don Bartolomé.

Allí algunos profesores no tragaban con nuestro origen almeriense. Nos trataban mal, nos ponían malas notas y no nos querían en la escuela porque éramos de Almería.

Me diréis que eso pasaba en todas las escuelas. Puede que sí. Pero para nosotros fue difícil lidiar con nuestra procedencia. 

Al haber nacido hipoacúsico, siempre fui objeto de burlas de algún maestro. Eso también me ocurrió en la escuela Virgen del Pilar.

Pasearme por el mundo oyendo miles de voces de gente que habla y soy incapaz de entender, no ha me ha quitado el sueño. Sabiendo de la hipocresía de la gente, me involucré en vivir mi vida disfrutando lo más que podía.

Algunos quisieron hacerme creer que vivir el hoy no tiene futuro. Me gustó mirar hacia adelante para no ser presa de ningún pasado. 

Durante mis viajes aproveché para entrar en bibliotecas y ilustrarme buscando mis ancestros. 

Fue tarea imposible. El ADN solo es una identidad biológica. No explica por qué me llamo como me llamo. Tampoco concreta de dónde vengo ni hacía dónde voy. 

Saldrán montones de raíces de origen genético pero ni un solo dato que certifiquen mis nombres actuales, ni cómo se llamaban mis ancestros, por ejemplo, en tiempos de Al-Ándalus.

Sinceramente me sentí profundamente decepcionado de leer tantas mentiras y encontrar tanta falsedad documental. 

Sabemos quiénes controlan lo que no quieren que sepamos. Los libros cuentan su versión sin decirnos de forma directa que en Almería fuimos invadidos.

Hicieron trizas cualquier rastro ancestral de nuestra raza mediterránea, las raíces de muchos barrioalteros y almerienses.

Supe que en la antigüedad, tribus rusas exterminaron a todos los hombres pobladores autóctonos de la península Ibérica. Copularon con las hembras y tuvieron descendencia. Eso quedó escrito en nuestro ADN. 

Lo más interesante que he leído habla sobre la antropología de nuestros pies, que ocultan muchas verdades más allá de nuestro pasado genético por la morfología de nuestro cuerpo. 

No es porque yo lo diga. Está escrito en los libros egipcios, en los tratados de yoga y medicina hindúes y chinos. Sabemos que la salud de nuestro cuerpo empieza por los pies. 

Nuestros pies nos cuentan lo que queremos saber, nuestros verdaderos nombres y cómo sobrevivieron nuestros antepasados.

Tengo escrita una novela mitológica de aventuras, "Alfa y Omega." En ella cuento que tres mil años antes de nuestra era, éramos atlantes de la Atlántida, lo que el origen de la palabra Al-Ándalus viene a significar precisamente. 

Los fenicios con su imperio mercantil por todo el Mediterráneo, también están en nuestro ADN. Pero aún más la gente procedente del único imperio que ha sobrevivido hasta nuestros días, el egipcio. 

Muchos somos egipcios en la misma proporción que la mayoría de la población turca son de ascendencia helénica.

Yendo más lejos, los creadores del Imperio Romano eran troyanos. Rómulo y Remo eran de origen troyano, no eran etruscos. 

El ADN de los barrioalteros autóctonos almerienses tienen mucho más de cartagineses que de romanos. Se lo leí de reojo a un escritor que textualmente dijo que "fuimos fenicios y también cartagineses." Pero los cartagineses eran de procedencia fenicia. No?.

Busqué datos de lo ocurrido en el Referéndum de Autonomía de Andalucía, casi han borrado que Almería y Granada votaron en contra de unirse a una Andalucía con capital en Sevilla.

Muchos hemos olvidado que en la escuela estudiamos hasta bien entrados los años 1980, que Almería era parte de Andalucía Oriental o Alta Andalucía, una región que también era región militar con CIR en Viator.

Tampoco nos cuentan que la bandera blanca y verde era un estandarte de Almotacín. 

Que la estrella que aparece en muchos edificios del antiguo reino nazarí es Venus y la encontrarás en la Alhambra de Granada lo mismo que en la Alcazaba de Almería, así como las Columnas de Heracles y los leones.

El ADN de los barrioalteros como la de los almerienses, no va en consonancia con sus apellidos ni con sus nombres. Muchos estamos más cerca de la ascendencia cartaginesa que romana porque somos raza mediterránea, helenos y egipcios.

Lo dicen nuestras tradiciones milenarias a pesar de haber sido suplantadas. Nuestra morfología, la constitución de nuestros huesos, nuestros ojos y la forma de nuestro rostro.

Todo esto ha sido escrito en nuestro ADN generación tras generación, incluyendo todos nuestros miedos.

No hace falta más que darse un baño de pies y observarlos detenidamente para saber quiénes somos y de dónde venimos.




jueves, 6 de junio de 2024

Lo que puedo enseñar sobre entrenamiento de alta capacidad orgánica al fútbol del Barrio Alto de Almería

En todos los deportes de élite incluido el fútbol, si entrenas mal, se verá en la cancha o en el descampado. No se trata de entrenar más sino de entrenar bien.

Viendo la debacle de los equipos andaluces incluyendo al Almería, lo que tiene que hacer un equipo de fútbol es arrasar y agujerear la red del equipo rival. No valen cuentos ni filosofía barata. O arrasas o al carajo.

Ya le dije a unos amigos del barrio del paso de Pepe Mel por el Málaga CF. Fútbol de especulación al más alto nivel. Objetivo: salvar al Almería. Han logrado que el equipo baje a semi profesionales ya que segunda división es pasteleo.

Si un día voy a Almería y paso por el barrio, tendría mucho que enseñar sobre entrenamiento. 

Muchos creen que sacándose la licenciatura o el carnet de entrenador van a barrer. Es como si te sacas el carnet de conducir y crees que vas a pilotar un Formula 1, hasta que la verdad te golpea en toda la cara.

Entiendo perfectamente que el Plus Ultra es un club de aficionados. Estará bien en la división comarcal que juega actualmente porque para acceder a primera división también se necesita mucho dinero.

El dinero no lo es todo si tienes un sistema propio de entrenamiento, aunque sea básico se puede mejorar fácilmente sólo con talento. 

Lo que pasa es que el talento siempre es autodidacta. Un individuo que desarrolla una tesis académica nunca tendrá el nivel de un autodidacta ni por asomo. 

Siendo entrenador chatarra alguno hay que se cree en el nivel de un atleta superior. Pero digámoslo claramente: un futbolista puede hacer todos los malabares que quiera, pero si le falta preparación física, le temblará el pulso y le subirá un porrón el lactato en sangre, y al primer esprint de 90 metros le entrará una pájara tan grande, que no podrá ver ni los 7,32 x 2,44 metros de ninguna portería.

El descampado llano de 90 x 45 metros le parecerá una montaña inabarcable. Y si no se desmaya allí mismo, habrá tenido la suerte de sobrevivir en medio de la nada. Seguro que preferiría hacer malabares con el balón a hacer el ridículo en cualquier campo de fútbol. 

Ya sabemos que los dinerales que cobran los futbolistas, no van en consonancia con lo que prometen. Lo que cobran es un abuso que perjudica al fútbol por no saber ni hacer nada. 

Si no lo entrena un aplicado entrenador aunque tenga un sistema chatarra, se ahogarán en los partidos más rápido que quien corre una prueba de 3 kilómetros y se ahoga en el primer kilómetro.

Sé que os gusta que hable del barrio, pero yo sólo viví en el Barrio Alto mis primeros doce años y no recuerdo casi nada. Por eso hablando de fútbol hablo del barrio, porque en deporte tengo conocimientos ilimitados. 

Además el fútbol ha sido siempre la base social por excelencia del Barrio Alto, aunque no sea la única. Cualquiera de nosotros jugó al fútbol y soñó con ser futbolista de élite, al menos de la talla de Manuel Ibáñez Nieto con 14 años siendo fiel al Plus Ultra CF. O como Juan Barrionuevo Expósito "Compadre" y su gran trayectoria como futbolista.

Me ha tocado ver que es muy difícil alcanzar la influencia de la familia Soler Barrionuevo en el Barrio Alto. Ganan por goleada. Ignoraba que la mayoría de mis vecinos eran Soler Barrionuevo. 

Quién dice que no puedo hacer que un entrenador de categorías inferiores se convierta en un entrenador de altas capacidades en primera división?.



     Juan Soler Expósito "El Compadre"






Este gráfico de abajo muestra 5 zonas de entrenamiento. Para simplificar las zonas de entrenamiento voy a poner un ejemplo de 3 zonas.

1. Si quieres alcanzar la zona 1, tienes que implementar un ejercicio de capacidad láctica o potencia láctica.

2. Si quieres alcanzar un ejercicio de umbral aeróbicos-anaeróbico tienes que hacer un ejercicio de capacidad láctica para llegar a un ejercicio de umbral aeróbicos-anaeróbico.

3. Para alcanzar el umbral altamente anaeróbico, primero necesitas hacer un ejercicio de capacidad láctica para poder hacer otro ejercicio de umbral aeróbico-anaeróbico, para alcanzar y poder hacer otro ejercicio diferente de altamente anaeróbico. (De Línea Roja mejor ni hablamos).



viernes, 17 de mayo de 2024

Los murciélagos llenaban las calles al atardecer en el Barrio Alto de Almería

En la ciudad donde me llevaron cuando nos fuimos del Barrio Alto no había murciélagos. Un detalle enorme que eché en falta el resto de mi vida.

Me acuerdo incluso cómo aprendimos a cazarlos golpeando con un palo o una caña no demasiado fuerte para derribarlos en su veloz vuelo. 

Era cogerlos del suelo y acariciarlos sintiendo lo pequeños que eran hasta que los volvíamos a soltar para intentar coger otro más grande.

Nunca me olvidé aquellos atardeceres asombrosos que nunca volverán. Los vecinos sentados en la puerta de las casas en sillas y taburetes, o en el mismo escalón de la entrada mientras los murciélagos, supongo que la especie enana, revoloteaban por cientos a media altura de las azoteas.

Antes de escribir este post, he leído otros artículos para informarme porque siempre me he preguntado de dónde procedían nuestros queridos vecinos barrioalteros. 

Pues en la mística se cree que la presencia de murciélagos aleja la negatividad del hogar y de las personas, y hay quienes sostienen que traen buena fortuna porque limpian el entorno de insectos dañinos, abriendo camino a cosas positivas que se avecinan en un futuro no muy lejano.

Los murciélagos son nocturnos y realizan su mayor actividad durante la noche para descansar durante el día. Anidan y se refugian en cuevas, minas abandonadas, árboles, debajo de aleros o del tejado, en el falso techo, en la chimenea, en grietas, cerca de tuberías, en buhardillas o desvanes, debajo de los puentes e incluso en los huecos de los edificios de las ciudades.

Se cree que cuando vuelan por cientos y millares por la noche, anuncian el buen tiempo. Los murciélagos son los mamíferos de reproducción más lenta del mundo y el embarazo es más largo que otras especies, teniendo como mucho una cría al año siendo muy raro que nazcan dos en el mismo embarazo. Por eso son extremadamente vulnerables a la extinción.

No salen durante el día porque sus delgadas alas oscuras absorben fácilmente los rayos del sol, y podría tener consecuencias nefastas por riesgo de aumentar excesivamente su temperatura.

Viven entre 20 y 30 años y pueden volar a velocidades de hasta 80 kilómetros por hora alimentándose de insectos y pequeños animales, y igual que las abejas y otros insectos, cumplen con la importante función de la naturaleza como es la polinización, sin la cual muchas especies de plantas no podrían reproducirse.

Tengo entendido que los murciélagos son artífices realmente beneficiosos por sus interacciones en los ecosistemas agrícolas, siendo los depredadores más efectivos contra la Tuta absoluta, a un nivel por encima de las golondrinas, los vencejos y los reptiles. 

Eché mucho de menos verlos volar por las tardes al anochecer. Me recuerdan que las calles del Barrio Alto se alineaban de este a oeste como para ver aquellos cielos rojos y anaranjados de nuestra niñez. 



jueves, 22 de febrero de 2024

El Tao de la Cultura del Fútbol en el Barrio Alto

(Dedicado a los infravalorados delantero centro).

El Tao, traducido como «el camino» o «la vía» por donde transcurre la existencia, es el orden innombrable inmanente del universo. 

Es la ley eterna que aglutina lo vivo y lo inerte, lo real y lo místico, lo concreto y lo abstracto, y según las enseñanzas de Lao-Tsé nos lleva a comprender y vivir conforme al Tao.

Vi muchas veces correr con manifiesta desesperación, a un defensa de un equipo cualquiera defendiendo su área. Justo en un momento, robó el balón a un delantero atacante, se lo pasó a un medio lateral que se puso a correr como un verdadero diablo, pasando el balón a un compañero que se lo devolvía para ir salvando los obstáculos de los jugadores rivales, y así enfiló veloz con el objetivo de agujerear la portería rival. 

Se encontró con la defensa en los bordes del área grande, y una fuerte muralla en el área pequeña que cubría toda la portería.

A pesar de tener un compañero delantero centro descolocado que desestabilizó la defensa rival, tiró a puerta y su disparó lo controló con facilidad un defensa sin mayores problemas, dejando su intervención en una anécdota, y sin importancia la peligrosa escapada.

He visto en los campos de fútbol a lo largo de los años, disparos muy lejanos de jugadores desesperados, con la mala intención de hundir la lucha, por la salvación de más de un club castigado por la inoperancia y el desconcierto.

Observé repetidas veces los intentos de los delanteros de colarse entre defensas rivales bien colocadas, para obstaculizar y desestabilizar las evoluciones defensivas.

Y a pesar de eso, los ágiles cancerberos bloquearon y desviaron los disparos a gol, provocando las crisis de resultados en las delanteras que más prometían, que de no atinar, enviaban los balones por las esquinas.

Los rechaces de los disparos, los volvían a controlar las temibles defensas rivales, cuyos jugadores corrían a tal modo, que en un plis plas con el balón entre las piernas, llegaban al área de la portería rival, desestabilizando por la vía rápida la defensa, dejando al portero desolado, saboreando que nunca tuvo la más mínima opción de desviar con éxito el balón, rebotado en las piernas de algún delantero centro, que no estaba fuera de juego y atinó con desparpajo a colocar la pelota dentro de su portería.

Incrédulo en algún partido, observé a un defensa local robar un balón en pleno ataque y acoso a su portería. Salió pitando controlando el balón a mucha velocidad, con la malvada intención de empatar el partido en los minutos finales, teniendo en un puño el gol que significaba el descenso o la permanencia, en una carrera impresionante en la que incluso el portero, se sumó al ataque con la posibilidad de rematar enviando el balón a la red.

Pero un defensa rival pudo robar el balón como Almanzor saqueó la iglesia de Santiago y arrastró la campana por toda la Vía de la Plata. 

Corrió tan rápido que en veinte segundos alcanzó la portería sin portero, y para asegurarse de no ser alcanzado, entró con el balón entre las piernas hasta la red. 

El gol fue replicado con un fuerte murmullo en toda la grada y en todos los rincones del estadio. Llevaba el veneno del descenso en la más dura de las derrotas.

Terminado el partido, los jugadores del equipo tuvieron la humana acción de reunirse en el centro del campo formando una piña, con el único fin de saludar a los aficionados y enviar un mensaje a los equipos rivales con los que tendrá que jugarse la credibilidad que le queda para terminar de salvarse o descender.

A la piña le faltó la sal y la brea marina, con un poco de bicarbonato empapado en vinagre agrio de lo más peleón, apto para desatacar las tripas, de aquellos que se aprovechan de las crisis ejecutivas y deportivas, para pisotear los colores del escudo que les paga.

Los aficionados deberían saber, que muchos vienen a hincharse de pescaítos fritos que alimentan el alma de un club. Los mercenarios odian a los fieros y terribles guerreros míticos del Reino Futbolero, de quienes aprendimos a amar la cultura balompédica mediterránea, la de los colores que nos representan y nos sentimos identificados. 

Lo peor de los mercenarios, son los que llegan con la aureola de matadores, pero sus acciones pecan enseguida, robando la victoria para inculcarnos la derrota.

Nunca conocí a ningún futbolista que haya sabido entrenarse por sí mismo. Todos dependen de quienes los entrenan en el club. Suelen ser los menos eficientes en los partidos, desagradablemente ausentes cuando un club se juega la salvación o el descenso.

Los ojos tienen que brillar como la Luna en los tiempos más fieros, para demostrar quiénes fueron los grandes guerreros del Mítico Reino de la Cultura del Fútbol.

Metan miedo a los rivales endosándole tantos goles, que la derrota les sea amarga, y les provoqué dolor de cabeza.


El Tao de la Cultura del Fútbol en el Barrio Alto



lunes, 5 de febrero de 2024

La panacea mental de mi abuelo Bernabé, que se apellidaba Sánchez

Os voy a contar lo de mi abuelo paterno, que se llamaba Bernabé pero su segundo apellido era Sánchez.

Apenas lo vi siendo niño, pero cuando nos visitaba reconocía enseguida y de lejos su voz machacona que tronaba sobre las voces de sus admiradoras con un retumbar único en mis oídos que me ha durado para siempre.

Vivió en varios sitios durante la década desde mi nacimiento. Llegaba en una furgoneta de línea privada que me han chivado que era Mercedes Benz usada para el transporte de nueve personas más equipaje y lo traían hasta la misma puerta de la casa de mi tía Pepa, que nosotros éramos vecinos pared con pared.

Creo que por aquella época vivía en Murtas o en algún pueblo de Almería. Enviudó de mi abuela Josefa en los años 50. No creo que se casara en segunda nupcias porque no vi ninguna abuela madrastra pero intuí que tuvo relaciones estrechas con otras señoras que no conocí.

Así que desde donde fuera que viniese la furgoneta cuadrada Mercedes Benz lo traía hasta la misma puerta de mi tía Pepa, su hija mayor, teniendo cuatro hijos, mi padre el tercero, mi tía Antonia la segunda y mi tía Kika la más pequeña.

A pesar de no haberlo conocido mucho, con los años me enteré de cosas, por ejemplo, la relación que existía con los Bernabé de mi familia materna. 

Y mira por dónde el nombre de mi abuelo Bernabé paterno se lo puso el bisabuelo Bernabé materno, es decir, el abuelo de mi madre. 

Parece ser que hubo unos años de hambruna y pobreza en Almería y tener un padrino en la familia fue un gran escape cuando no se tenía de nada y otros tenían para repartir. Aunque también pudo haber sido por otra cuestión que mi bisabuelo materno bautizara a mi abuelo paterno. 

Así que el nombre Bernabé pasó de mi bisabuelo materno a mi abuelo paterno, y resulta que mi bisabuelo materno se llamó Bernabé, y su hijo, y su nieto, el  hermano mayor de mi madre, se llamó Bernabé, y mi abuelo paterno se llamó Bernabé y mi padre se llamó Bernabé.

Mi vida se vio envuelta por el Bernabé paterno y el Bernabé materno hermano mayor de mi madre. Y solo conocí a mi abuelo Bernabé paterno que murió en la segunda mitad de los años 70 de viejo, y mi abuelo Bernabé materno murió por circunstancias como mi abuela paterna, a finales de los años 50.

O sea que yo sepa, contando los Bernabé de mi familia, soy Bernabé VI, alias Lin Ramírez Herrada Sánchez Zapata García Belmonte Ruíz Segura.  🌞Toma ya!.

Yo recuerdo que a mi abuelo Bernabé paterno lo operaron en el hospital al otro lado de la Rambla junto a la entonces Policía Armada y mi madre nos llevó a verlo. 

Verlo postrado en aquella cama y oírlo con esa voz chillona, me puso muy triste. Que fuera una operación en el aparato reproductor y urinario lo oí en el cotilleo entre vecinas de la calle Martínez a pesar de mi hipoacusia severa sin que me lo contase nadie.

Una cosa que no me entra en la cabeza fue la panacea mental que sufrió mi abuelo. No sé si van a entender a lo que me refiero, ese estado de sentirse enamorado y poner cara bobo todo el santo día, pensando a todas horas en la misma persona que ha hipnotizado mis sensibilidades. 

No lo supe hasta que me pasó una vez y después de sufrirlo no dejé que me ocurriera nunca más. Principalmente porque no era buena persona la que hipnotizó mis sensibilidades. Así que nunca más volví a caer en esa trampa ni en los encantamientos porque siempre saldría perdiendo.

No me gustó ser Bernabé VI. Preferí ser Lin a secas, y no he dejado que otras personas se adueñasen de mi vida, y menos aún las que vinieron dándome ultimátum. Ninguna que me haya hecho daño me ha pedido perdón pero yo he ido con todo por delante. Con mi vida y mis viajes por media Europa.

Por eso guardo este grato recuerdo de mi abuelo Bernabé paterno sentado en el salón de mi casa. Oyó a la vecina de la esquina hablar con otras vecinas en la calle y galante se levantó del sillón y salió pitando a la calle sin su bastón pero con su miopía atroz.

Con el cuerpo henchido de orgullo, machote todo nervios, bajaba para la plazoleta Hornero y en uno de esos huecos producto de las ruedas de las carretas, pisó en falso y fue a parar al suelo a peso muerto gracias a aquella panacea mental, con tan mala fortuna que se rompió los huesos del brazo que utilizó para protegerse, y lo tuvieron que llevar a la Cruz Roja o a la Casa Socorro. 🌞Qué sé yo!

Al otro día vino a mi casa desde la casa de mi tía Pepa y se sentó en el sillón del salón con el brazo escayolado. Entonces el salón se llenó de vecinas y llegué a pensar que mi abuelo era un verdadero conquistador con todas estas mujeres agasajándolo con café, pastelitos o alguna otra cosa que picar. A lo mejor hasta salió borracho con tanta copita de anís y coñac.

¡Menudo bribón!.




                   



miércoles, 24 de enero de 2024

Aprendiendo a jugar al fútbol en el Barrio Alto

No recuerdo cómo aprendí a jugar al fútbol. Me da la impresión que ya sabía jugar. Algún amigo de la infancia, seguramente mi amigo Antonio que vivía en calle Pescadores, me engancharía al fútbol con los niños de la plaza Mula del Barrio Alto.

A mí me gustaba la incomprendida labor de ser delantero centro, posición que en basket o balonmano llaman pivote, que muchos "fieras de salón" llaman "estar de pescaera" y nadie entiende que consiste en un ardúo juego posicional para bloquear la defensa contraria. 

Yo tenía y sigo teniendo un toque de cabeza precioso que nadie supo valorar ni aprovechar. Más aún la jauría de intrusos que usurpan las direcciones deportivas de muchos clubes.

La particular tropa de entrenadores de nueva hornada entienden por futbolista el individuo que se dedica a dar regates, seña de identidad de muchos clubes que tienen clavada el estigma de perdedores.

Muchos de mis amigos de la niñez en el Barrio Alto apuntaron con llegar a ser en el futuro grandes futbolistas. Pero yo siempre supe que faltaba algo que tenía mucho más valor que tener en el equipo a un regateador profesional que en cuanto se canse, le quitan el balón y no tiene fuerzas para recuperar.

Muchos clubes lo arreglan todo con dinero contratando futbolistas. Carecen de una tabla de entrenamiento que les podía ahorrar muchísimo dinero y muchísimos disgustos con jugadores que una vez contratados no rinden.

A veces pienso en lo que hubiéramos conseguido los futbolistas de la plaza Mula del Barrio Alto si la vida no nos hubiese llevado por derroteros graves y crueles arrastrados por circunstancias imposibles. 

Sabiendo como soy pienso que en otras circunstancias hubiese llegado al mismo sitio de sabiduría atlética y personal donde estoy ahora. Tal vez de haber tenido una conexión fluida con mis amidos futbolistas de barrio hubiésemos sido capaces incluso de llegar a primera división goleando a palizas a los grandes clubes. 

El problema es que por entonces yo no tenía conocimientos tan avanzados de entrenamientos de alta intensidad anaeróbica. Ni siquiera conocía mi sistema de Línea Roja. 

Ni sabía que las rutinas basadas en "Circuitos" que se usan en el fútbol actualmente alcanzan como mucho un nivel patético tan mediocre como el 80% de la capacidad orgánica. Expresado en español, "cualquier persona en su vida diaria alcanza el 80% de su capacidad con solo agacharse y levantarse." Parece mentira que paguen tantos dinerales a entrenadores chatarra.

Por entonces yo era un niño de menor edad que la mayoría. Creo que algunos nos llevábamos meses pero en el grupo de la plaza Mula había también niños mayores que nos sacaban varios años.

Yo cuando me fui del barrio tenía aproximadamente doce años y donde me llevaron no existía la misma sociología futbolística que en el Barrio Alto y ni tan siquiera tenía a los amigos de la niñez.

En el barrio éramos poco más o menos un enjambre de niños que jugábamos al fútbol en ese particular descampado de la plaza Mula, un teatro de los sueños para ser un figura del fútbol mundial.

Cada día de nuestra niñez soñando en la escuela sentados en nuestros pupitres sin prestar atención a las aburridas explicaciones de los maestros de la época de los años 60 del siglo pasado. 

Lo nuestro era soñar despiertos que metíamos un gol escalofriante colocados en una posición imposible rasgando el aire que levantaba, que de repente teníamos el maestro encima dándonos un toque con la regla de madera en las manos sacándonos del sueño.  

"Qué coño estás haciendo?. Estás sordillo o qué?. Presta atención a la pizarra?." Y el maestro que nos ha jodido el gol dándonos un buen tirón de orejas.

En el Oriente CF no llegué a jugar pero nunca olvidé el San Lucas de don Lucas Verdegay.

Tampoco olvidé a los amigos futbolistas de la niñez: Lucas, Paco, Quino, Yubri, Antonio Soler, Joaquín, Juan Diego, Pío, Yoni, José Manuel, Rafa, Kempes, Paco, Tonda, Luís, Chacón, Emilio, José, mi hermano Pepe, Luus, Jesús, Moreno y Juan Antonio, Fajardo (no recuerdo su rostro pero sí su nombre), Antonio de calle Pescadores, Presenta.

Si a alguien no lo nombro que me lo diga.





domingo, 24 de diciembre de 2023

Las Felices Fiestas en el Barrio Alto de Almería

Llegan las Fiestas Navideñas y hace tiempo que no escribo nada para el grupo. Me gustaría dar un repaso a aquella época que en el barrio todo era gritos de niños por todas partes en medio del desolado nivel de vida que si nos fijamos no ha cambiado mucho. 

El único cambio que percibo es que nos dejan vivir en casas con paredes fuertes y cimientos potentes pero la miseria y el acceso a la riqueza producto de la gente común se la siguen quedando los mismos de siempre. 

Que nadie se engañe. Los que mandan en el sarao democrático siguen siendo los mismos del poder financiero que mandaban durante la República. Los mismos oligarcas con sus empresas pero con otros nombres. 

Me acuerdo cómo se anegaba el patio de mi casa cuando llovía abundantemente, que por causa obvia no corría el agua por los viejos desagües. Con tanta lluvia la calle Martínez se tornaba una avenida. Lo mismo que la calle Pescadores y la calle Morales, ya que el chorro que corría por la calle Real del Barrio Alto bajaba por calle Patrón y por las calles adyacentes hacia la plaza Mula y la calle Verbena. 

Una vez se estancaba en la plaza Horneros formaba grandes barrizales en tiempos que aún no habían rebajado la cuesta de salida a Carretera de Ronda que da justo frente a la Cruz Roja.

Entonces el agua salía por el callejón del Pajero y la veíamos correr toda para abajo hacia la estación del ferrocarril, para bordeando el cuartel de los civiles, llegar a la desembocadura de la rambla, ya que todo lo del Barrio Alto va a parar al mar, incluso los sueños. 

Siendo hijo único los Reyes Magos me traían un aluvión de juguetes que para mí era imposible de gestionar. Mi madre los guardaba en la camareta encima del pasillo sin que me interesara mucho por ellos.  

Recuerdo jugar a las casitas con la vecina de enfrente. No me acuerdo de haber jugado con un hermoso caballo de cartón enorme que me era imposible cabalgar.

Me acuerdo tener un triciclo y no usarlo apenas. También tuve un tren eléctrico pero no tengo consciencia de haber jugado con los vagones enchufando el cable a la electricidad, cosa bastante improbable para un niño de menos de dos años. 

Me acuerdo jugar con los vagones años después metiéndolos en el agua de la pila del patio hasta destrozarlos imaginando vivír mil aventuras.

Cuando nacieron mis hermanos los únicos juguetes que recibíamos eran los lapiceros de la época con bolígrafos, lápices, gomas, reglas y sacapuntas.

Personalmente seguí jugando con juguetes hasta los quince o los dieciséis años, que me metieron a trabajar de pinche de cocina en un hotel de la Costa, y allí me robaron lo que me quedaba de la niñez. 

No hubo día que los jefes de cocina, los otros pinches y los camareros, me acosaran llamándome cualquier cosa fea. Me invitaron a ir a bailar por primera vez a una discoteca y se llevaron un chasco bien gordo. 

Ligué enseguida con americanas de la universidad de Ohio hospedadas en nuestra cadena hotelera, tuve líos con ellas y ya no me invitaron nunca más a ninguna discoteca. 

Siempre me he acordado de las Fiestas Navideñas del Barrio Alto. Mi madre solía cocinar roscos de vino. Seguro que os acordáis de lo que pasaba con los roscos de vino cuando un invitado o invitada les hincaba el diente. Yo me hinchaba de reír.

Os leí en alguna ocasión que en todas las casas era costumbre tener en el salón una bandeja con alguna botella de alcohol, anís, coñac o quina, acompañado de peladillas, mantecados de almendras y roscos de vino.

Yo ayudaba a mi madre a estirar la masa del rosco y en algunos pocos introducíamos un trozo de hilo de coser como una pequeña broma para los invitados que al saborear el aperitivo se le enganchaba los dientes provocando las risas. 

Pero los mejores regalos navideños que yo recuerdo son cuando mi padre o mi madre traían a casa una caja de cartón blanca muy singular de la pastelería.

La caja, enorme y grande, contenía medianoches, medialunas, pasteles de coco, medialunas de merengue, pasteles de limón, pasteles de naranja, de chocolate, medialunas de crema y chocolate, de cabello de ángel, etcétera. 

Había tantos pasteles que no dábamos abasto durante varios días y lo compartíamos con amigos nuestros, vecinos y personas cercanas de nuestro vivir diario antes de que se echaran a perder. 

Mi madre invitaba siempre a vecinas que se habían convertido en nuevas amigas y confidentes. No recuerdo ningún día que en el salón de mi casa no tuviéramos una visita.

Lo siento mucho por los juguetes que estuvieron años guardados en la camareta del pasillo. 

Ninguno se salvó de morir ahogado en la pila del patio, excepto las bicicletas, que me las robaron. 

Aún espero sacarme la licencia de detective para descubrir quiénes fueron y hacerles pagar muy caro. 

Felices fiestas, Barrio Alto.




domingo, 22 de octubre de 2023

Los emigrantes que se fueron del Barrio Alto de Almería

En Almería nunca hubo sitio para los hijos y en el Barrio Alto no todos tenían un futuro próximo o lejano.
Las consecuencias de la emigración las provoca el poder político, que bloquea las oportunidades de las personas con talento y ideas, cuando no las roba impidiendo el sustento de las familias si a cambio no les reporta suculentos intereses. 

Las personas con algo más que una cabeza sobre los hombros, tenemos la capacidad de visualizar, reflexionar y obtener, una crítica cruel a partir de situaciones que se generan en las personas que viven la pobreza y la falta de oportunidades.

Es muy fácil ofrecer un dictamen de menosprecio contra la persona valiente que sufre pobreza y es discriminada. 

A los talentos barrioalteros que se les invitó a emigrar nunca más regresaron porque donde residen tienen un amplio abanico de oportunidades que han hecho crecer su familia y multiplicarse.

Durante años estuve recorriendo los Pirineos de cabo a rabo. Los franceses, aragoneses y los catalanes. Allí en algún lugar siempre había un almeriense aunque no se diese a conocer. 

Estaba sentado un día cualquiera en la estación del ferrocarril de Ribas de Freser esperando un tren cualquiera hacia cualquier parte en el momento que yo decidiera irme, actitud muy normal en mi forma de viajar.

El jefe de la estación me saludó y me preguntó a dónde me dirigía. Le dije que no lo sabía porque en ese momento no tenía decidido a dónde ir. Le pregunté qué era Nuria y el horario del tren cremallera. 

- De dónde es usted?.
- De Almería
- Aaaaahhh, pues yo también.
- Yo del Barrio Alto
- Y yo... Glup!...

Nos estrechamos las manos y nos miramos. No quisimos profundizar nuestra zona de nacimiento, nuestra calle ni nuestras familias.

En Francia igual, varias veces lo mismo a lo largo de dos décadas, almerienses trabajando. 

Me encontré con una mujer bajita del Barrio Alto en los alrededores de la estación del tren de Olorón Sainte Marie. 

En Lourdes, en Tarbes y en Luz-Saint Sauveur, hombres almerienses, posiblemente algún barrioaltero, trabajando. 

Recuerdo a una mujer muy guapa del barrio más alta que yo, jefa de estación de tren en Londres cerca Trafalgar, creo que era la Charing Cross, no estoy seguro. 

Llegué a esa estación muy temprano tras un recorrido apasionante que consistía en ver dirigirse a sus trabajos a los ciudadanos ingleses auténticos no inmigrantes. 

La mujer jefa de la estación me preguntó en español si era español y resultó ser de Almería y del barrio. 

Hablamos un ratico que le conté que llevaba casi dos semanas durmiendo todas las noches en la estación de Gatwich donde me duchaba. 

Me negué a ir a un hotel a pesar de que me salía más caro el tren todas las noches para dormir en Gatwich en una butaca de la sala de espera. 

Tras un largo verano de trabajo que gané medio millón de pesetas, me divertía como un poseso viajando en tren por toda la zona sur hasta Surrey.

Un día llegué a la estación de autobuses de Tarragona y en un bar de los alrededores me encontré con un barrioaltero emigrado en los años 50. Me contó que trabajó como peón en la construcción del Metro de Barcelona. 
 
Da la casualidad que un día paseando por la Rambla de Barcelona me senté en un banco junto a un hombre mayor que resultó ser almeriense que también había trabajado en las obras del Metro.

En mi familia también hay emigrantes. Mi tio Nicolás Herrada tuvo que irse a Barcelona siendo un experto mecánico. Allí continuó sus estudios porque ni en Melilla ni en Almería existían oportunidades. Trabajó toda su vida en los talleres de los coches de la policía.

Quien tenga el valor de mirar hacia atrás, verá las huellas de la miseria y la podredumbre fanática de los últimos ochenta años de políticas destructivas. 

El pulso de un barrio, de una ciudad y de un país, se mide por el valor de la pensión mínima. Os lo dice un sociólogo especialista autodidacta.

No cuesta nada entender que la miseria no existe. Sí existen los miserables.




Cuando las cosas no iban bien en las familias del Barrio Alto de Almería

Tengo, como todos, recuerdos frustrantes de la niñez.  Eso que los nuevos entendidos de la psicología aplicada llaman traumas. Todos hemos c...