El día que supe lo de la huida por la carretera de Almería de miles de personas que fueron bombardeadas durante la Guerra por la marina alemana y la aviación italiana, también supe lo del bombardeo a Almería en 1937, pocas semanas después del desastre de Guernica, puesto que los alemanes estaban probando las primeras armas convencionales de la Historia en territorio subversivo español.
Sobre la huida por la carretera de Almería de miles de personas, a aquellos que conseguían llegar a Almería esquivando la muerte, los almerienses les daban de comer lentejas. Me lo contó un huido con su familia que llegó a Almería siendo un niño pequeño, que les dieron cobijo en el Barrio Alto.
Un servidor no es creyente de ninguna secta religiosa pero esto no quiere decir que se deba eliminar las creencias de quien por motivos de crisis existencial, necesita creer y agarrarse a algo que le sujete a la vida.
A veces hago un repaso de la existencia y nunca me lío, lo tengo clarísimo. El ser humano pasó de ser nómada a establecerse en un lugar fijo. Así nacieron las primeras ciudades de la humanidad, Uruk, Ur, Jericó, los Millares, etcétera. Establecerse dio lugar a la crisis existencial que creó las primeras religiones, y en Almería se creó un barrio en las afueras, en la confluencia de las ramblas, y lo llamaron Barrio Alto. Y allí pusieron la primera piedra para el templo de San José.
Las religiones pues, fueron las mejores formas de cohesión para tener una familia unida, un barrio unido, una ciudad unida, una nación unida, todo a través de creencias divinas que sustituyen la falta de información sobre la procedencia humana.
Si el Barrio Alto existe es porque la religión también lo unió. Una pequeña ciudad dentro de un círculo de pequeñas ciudades que forman una metrópoli. Y cada una diferente con un ritmo de vida también diferente.
Por eso me dicen "Tú de aquí no. Tú de allí", y no hay más que hablar. Suena igual a algunos escritores que me dicen que mi frase está mal construida. Les ha dolido bien y mucho cuando les he replicado que los escritores iberoamericanos ganan premios Nobel escribiendo un español incorrecto.
Por el Barrio Alto somos incorrectos hablando y más con los dejes y las terminaciones almerienses. Son incorreciones y no nos da la gana cambiar porque es nuestro lenguaje diario y nuestra seña de identidad.
Con la religión y la ciencia pasa lo mismo. La religión es lo incorrecto y cada cual cree porque necesita creer, aunque le digan que estamos hechos por átomos de Carbono cuya composición subatómica es inmortal.
La guerra son incorreciones y todo lo contrario lo representa un simple plato de lentejas almeriense en un hogar acogedor del Barrio Alto, lejos de generales sedientos de sangre probando contra la indefensa población las primeras armas convencionales de la Historia.
Os pongo aquí el enlace por si queréis cocinar este plato almeriense
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