Una cosa que no le deseo a ningún sufrido barrioaltero es quedarse sin hogar. Los que hemos vivido la mugre y la suciedad en el Barrio Alto sabemos muy bien a qué nos referimos. Hemos visto pobreza de verdad. Podredumbre a mansalva. Olores de mierda bloqueada de retretes que no tenían salida a ninguna parte. Gitanos en la más estricta miseria.
Muchos sacamos pecho por haber nacido en el barrio. Pero también otros muchos tuvieron que emigrar para no regresar nunca más. Quien piensa que no lo obligarán a marcharse no sabe lo que dice. Una vez que ves dificultades en tener trabajo para mantener tu familia, tu ritmo de vida, tus retos, y sobretodo tener una hogar, si no te dejan ni puedes, tendrás que irte como han hecho muchos almerienses.
Porque si no tienes un hogar no tienes nada. Quien puede pagarse una casa es porque le dan oportunidades. Si no te dan oportunidades no podrás tener nunca una casa. Muchos almerienses se marcharon a Alemania y no volvieron ni volverán. La mayoría marcharon a Cataluña, de la que hablan mal, pero allí sí tuvieron oportunidades para criar hijos y tener un hogar, incluso para cambiar de hogar cada ciertos años.
Algunos nacidos en el Barrio Alto habrán pasado por la diáspora del sistema que muchos defienden. Pero que nadie se engañe:
1) En primer lugar siguen estando los señoritos, que suelen vivir del dinero público en casas señoriales.
2) En segundo lugar siguen estando los que trabajan para los señoritos, los que tienen oportunidades de trabajo. Estos cobran de los que les pagan.
3) Aquellos que los señoritos han bloqueado para que no tengan oportunidades de trabajo ni de una vida digna, si no trabajan no cobran, y a lo mejor tienen suerte si les pagan pensiones miserables, porque si no les pagan ni el bote, vive en la más completa miseria.
Por tanto, los rebeldes y opuestos al sistema se ven obligados a emigrar sea por la causa que fuere. Lo peor de emigrar es que no tienes un hogar donde vivir. Si acaso la suerte de un familiar que pasó por lo mismo y ahora te deja sitio en el hogar donde vive hasta que logres sobreponerte y tener el tuyo propio.
Tengo la experiencia de haber abandonado mi hogar en el Barrio Alto. Fui a parar con mi abuela en una casa que no era suya sino de su hijo mayor y cuyo propietario era el ayuntamiento. Allí vivimos diez personas unos cuantos años en dos cuartos y un salón, con más suerte que algunos barrioalteros que en su casa cueva metían a veinte personas.
Tal como se está poniendo el tema de la vivienda, no es de extrañar que en el Barrio Alto ya estén los fondos buitres haciendo cuentas con las casas miserables derribadas y las que piensan derribar. Todo ello con el beneplácito de los politicos almerienses que se frotan las manos para percibir honores.
En el hogar donde yo vivo, una casa nueva que me dieron antes de derribar la parte proporcional de las viviendas donde he residido desde los tiempos del franquismo, vivo solo desde que murieron mis padres.
Lo único que me pone en guardia son algunas personas busconas pretenden entrar en mi hogar para hacerse dueños de mi recinto privado.
Algunos que lean este relato habrán oído que me dediqué a vivir mi propia aventura como aventurero. Es decir, que he vivido en una tienda de campaña durante décadas allá por donde he pasado.
Les aseguro que nadie me dejó entrar en su casa para dejarme vivir allí, excepto tres personas en más de cuarenta años.
Hace cinco años en medio de burlas propias de gente casada, por ser soltero y encantarme vivir en mi casa sin nadie con quien discutir, un vecino intentó endosarme a su hermana para que viviese conmigo. Por supuesto yo no dejo entrar a nadie en mi hogar.
Pero hace poco me encontré con sus dos hermanas en el supermercado, y cuando salí, la que tiene interés en entrar en mi casa, me iba siguiendo por detrás.
Por experiencia sé que nunca camino solo por la calle aunque esté desierta. Siempre aparece de la nada una mujer que se pega a mis pasos como una fantasma empeñada en caminar cerca de alguien y no ir sola.
La cara que ponen cuando me quedo parado esperando que se vayan es de soberbia y rabia.
Por eso cuando vi a esta mujer que me seguía, detuve mi marcha hasta que ella pasara y se fuera. En el siguiente paso de cebra se fue a la acera de enfrente y una vez cruzado el cruce de la avenida, la mujer iba a mi par por la otra acera, a pesar de que yo ni la miraba y nunca he tenido interés en ella.
En la esquina de nuestra calle crucé a la acera donde estaba ella para llegar hacia mi hogar. Se hizo coincidir y yo entonces me paré a hablar con alguien hasta que se alejara. Porque yo vivo en un edificio a mitad de la calle y ella vive en otro al final de la misma calle, seguramente con la madre o miembros de su familia.
Yo tuve que abandonar Almería con lo puesto. A qué manos fue a parar mi casa en el Barrio Alto no me importa pero espero que cayese en manos de gente necesitada.
Viví los años ochenta, como muchos de nosotros, con cientos de personas drogándose en las calles, ocurrió en el barrio que gente se murió por sobredosis.
Por eso me alejé de mi cuarto en el barrio donde residía, que era como las casas más pobres del Barrio Alto, entre quince o veinte metros cuadrados, y me dediqué a vivir en una tienda de campaña en las playas lejos de todo.
Sin ir más lejos, para quienes no lo entiendan, lean esto:
"Artículo 14 de la Constitución española: Los españoles son iguales ante la ley, sin que pueda prevalecer discriminación alguna por razón de nacimiento, raza sexo, religión, opinión o cualquier otra condición o circunstancia personal o social”.
Soy un excluido como muchos barrioalteros que han tenido que emigrar. Nunca he tenido oportunidades de trabajo, pero estoy contento de no haber tenido un trabajo de mierda a mil euros mensuales doce horas al día.
Que mi casa nueva ahora sea objetivo de gente buscona, da una idea de quiénes son aquellas personas interesadas que nunca me ofrecieron un hogar donde vivir, que ahora pretenden entrar en mi hogar como "familiares."
En mi hogar solo entra quien yo diga y siempre cuando el único beneficiario sea yo. Con esto lo digo todo.
¡Barrioalteros, cuidad de vuestro hogar!.


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