Hace tiempo que no pongo algo sobre el Barrio Alto. Por las circunstancias de mi vida solo tengo conexión con las personas y los habitantes del Barrio relativos a mi niñez.
Hablando de literatura, de escritores nacidos en el Barrio Alto, solo sé de Agustín Belmonte, de quien tengo su libro autobiográfico "Barrio Alto." También de algún periodista de quien he leído algunos artículos de periódico.
Personalmente para mí ha sido un calvario poder escribir. El día que conseguí publicar un libro perdí una cantidad de amistades que para nada hecho de menos.
Siempre he sido un excluido y solo se me ha valorado en un lugar del Pirineo donde me dieron trabajo a lo largo de seis años hasta que me fui.
Yo nací con deficiencia en el aparato auditivo y desde niño ya tenía una discapacidad del 37%, hoy de 46%.
A pesar de ello muchas personas me exigían escuchar al cien por cien, incluso en mi propia familia y en la escuela donde iba cuando vivía en el Barrio Alto.
Me lo pusieron muy difícil desde el principio y me lo han hecho pasar canutas.
Lo peor es que desde el día que leí en la escuela un poema de García Lorca, me gustó escribir poemas toda vez que me acordaba de este pasaje: "Piececitos de niño, azulosos de frío. Cómo os ven y no os cubren. Dios mío!."
También me dejé llevar por los poemas de Espronceda y tuve que lidiar en la escuela Virgen del Pilar con maestros cretinos que se burlaban de mi sordera.
Estos maestros solían carecer de nivel cultural y cuando me pillaban en el terrible delito de escribir un poema en la libreta, destrozaban la hoja donde lo tenía escrito haciéndome reescribir en otra libreta todo lo que contenía la libreta con la hoja rota.
También me enviaban al final de los pupitres para burlarse desde el estrado haciéndome preguntas que no tenía capacidad de entender a esa distancia porque para mí sonaban como un rallajo.
No se trata de que no pudiera oír sino que la hipoacusia quita a uno la capacidad de descifrar palabras que se dicen. En mi caso hay sonidos agudos y graves que no existen en el umbral que puedo percibir. Así que muchos me piden imposibles.
Guardo y está publicado en varios de mis libros mi poema "Pensamiento." Lo escribí en la escuela con 7-8 años y lo corregí y lo arreglé en mi casa de la calle Martínez a finales de los años 60.
"Entre el mar y la montaña, hay un árbol hay un ruiseñor, canta al alba cantando a su amor.
Canta a su amor lejano, que se fue para siempre cuando nada más llegó.
Ya no cantará a la Luna, ya no cantará al Sol, quedará para siempre recordada en mi corazón.
Entre el mar y la montaña, había un árbol había un ruiseñor, cantaba al alba cantando a su amor."
Fue el primer poema que salvé de las garras de los maestros. Ni recuerdo quiénes eran ni los quiero recordar. No fue el único poema que salvé y me llevé cuando me fui de Almería.
Como no sé si les gustarían no he puesto ninguno. Yo escribo y me expreso tal y como leen en el poema. Con los años me he sofisticado y perfeccionado. Nada más!.

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