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domingo, 4 de diciembre de 2022

La llegada de la televisión al Barrio Alto

Recuerdo aquellos tiempos que la gente se sentaba en la puerta de la calle al fresco. Se formaban corrillos hasta altas horas de la madrugada y solo se retiraban por cansancio o porque tenían que trabajar.

En el barrio casi nadie tenía televisión. Nosotros teníamos una Windermatic o Wintermatic. Mi padre colocaba la tele al borde del escalón de la entrada con la puerta abierta de par en par y un numeroso grupo de vecinos venían con sus sillas y se sentaban a ver telenovelas, programas de variedades, humor o música. Incluso vieron la llegada del hombre a la Luna o las noticias sobre el asesinato de Kennedy.

Esos tiempos desaparecieron cuando el nivel de vida mejoró y los vecinos compraron su propio televisor.

Otra cosa que ocurría, es que mi viejo se tiraba mucho tiempo sin venir por casa. Aparecia de repente con el coche y se ponía a descargar cajas de madera repletas de utensilios de cocina: vajillas, tenedores, cucharas, cuchillos, vasos, sartenes, espumaderas, cazos, ollas...

Cuando esto ocurría ya había vecinas asomadas a la puerta de su casa esperando que se fuera. En cuanto se iba venían a mi casa para que mi madre les regalase todo tipo de utensilios a manos llenas.

Nunca pregunté a mi madre porqué regalaba nada a los vecinos. Peor fue oír a algunas vecinas regañarle "Si fulanita no me avisa llego tarde y me quedo sin vajilla, y tú no me dices nada, Paquita!. Me tienes que avisar cuando tu marido traiga cosas porque somos amigas y bla bla bla." Lo mismo quería la entrega en propia puerta. 

No era de extrañar que en casa de alguna vecina me sirviera un vaso de leche en un vaso de los nuestros.

Era un lujo hacerse con material que mi viejo desechaba dejándolo en casa.

También tuvimos un merodeador por las azoteas. Invadía nuestra propiedad entrando en nuestro hogar por el terrazo. Provocó daño. 

Nuestra gata parió una docena de gatitos, el merodeador entró en nuestro terrazo y dejó los rabos. 

Tiempo después también desapareció nuestra gata. Acostumbraba a recorrer las azoteas de las casas a lo largo de la calle. La llamábamos y volvía, sobretodo cuando llovía a cántaros, "Osito, Osito!" hasta que ya nunca volvió.

Se cerró la puerta de nuestro patio y nunca supimos quién merodeaba por la azotea. Pienso que lo hubiésemos cogido extendiendo una capa de pegamento con un envoltorio, que se quedara pegado cuanto más se moviera. Las trampas metálicas caza ratones no son de fiar.

Comentaba con Lucía, barrioaltera hija de Lucas Verdegay, el hecho de tener familia numerosa. Me hizo reír mucho con su respuesta "En aquella época no había televisión."

Le comenté que precisamente tenía escrito este post hablando del tema.

"Dónde vieron los vecinos la llegada del hombre a la Luna?."
Lo vieron en mi televisor Windermatic o Wintermatic. Marca ya desaparecida.

En el 69 tenía yo 8 años cuando el hombre llegó a la Luna, pero nosotros teníamos el televisor desde el 67 o 66 creo, porque veíamos el Mickey Mouse y Los Chiripitifláuticos y otros espacios televisivos.



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