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sábado, 1 de febrero de 2025

Las fotos de Ginés Galera del Barrio Alto

He estado viendo durante estos días las fotos de Ginés Galera que Josaca sube al grupo. 

No deja de sorprenderme los recuerdos de cómo arreglábamos los vecinos los desperfectos de la que fue nuestra casa, nuestro lugar de nacimiento en los duros años de 1960.

Era meter un dedo en cualquier agujero recién salido en la pared y podía estar saliendo tierra o polvo durante horas.

No sé exactamente dónde, quizás un muro donde estábamos jugando, que le había salido un agujero y nos dio por meter un palo, y empezó a soltar tanta tierra que me dio la impresión que se había vaciado el muro por dentro.

Ver todos esos materiales en los escombros de la fotografía da una idea bien clara del lugar donde vinimos al mundo.

Pocas casas se salvarán del derribo ya que seguramente sus dueños tuvieron dinero para renovar por dentro los cimientos.

Renovar los cimientos me refiero a construir las estructuras antisísmicas y las canalizaciones con materiales evidentemente seguros.

La estructura antisísmica viene a ser las columnas clavadas varios metros bajo el duro suelo cuyo agarre proporciona un seguro frente a los terremotos.

Si además se construye un subterráneo, la estructura antisísmica irá al doble de profundidad. 

La mayoría de las casas carecían de canalizaciones y las tuberías todas de plomo, material tóxico del que bebimos agua a mansalva.

En los años de 1960 todos vimos muchos hogares con paredes interiores tan endebles como las exteriores que parecían que iban a derrumbarse solas cualquier día. 

La humedad que penetraba por las paredes era tan evidentes que se dibujaban fantasmas de otro mundo o espíritus de nuestros antepasados que venían a visitarnos. 

De la misma manera que entraba la humedad se escapaba el calor por mucho que calentaran los hogares con braseros y estufas. El espíritu de las pulmonías. 

Cuando iba a casa de una vecina era inconfundible el olor a brasero. Siempre había una abuela sentada junto a una mesa que por dentro tenía un hueco para colocar el brasero.

Observar los materiales podridos que aparecen en las fotos de Ginés Galera me estremece.

Yo estuve seis años trabajando en la obra en un pueblo de los Pirineos y doy fe que los materiales de las casas con doscientos años de antigüedad que se construyeron allí, duran doscientos años más que las del Barrio Alto.

No es tanto por estima que se le tenga al barrio, pero ver de qué materiales estaban construidas las casas donde vivimos, da una idea de que se derrumbe sola.

No es nada nuevo que los políticos locales hagan negocio con ello. Lo hacían igual en 1940 que lo hacen en 2025. 

Lo más importante es que en esas viviendas solo se ven piedras, tierra y madera podrida. 

Pestilencias de las cloacas de las cagadas del pasado que se filtraron por las paredes desde la guerra.


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